30.5.14

Letras - Novedades académicas

NOVEDADES ACADÉMICAS


Espectáculo unipersonal juglaresco

El próximo sábado 31 de mayo, a las 13:30, en el aula 108 de la Facultad (1° Piso), dentro de las actividades complementarias de la cátedra de Literatura Española I (Prof. Leonardo Funes), el actor Hugo Ponce ofrecerá su espectáculo unipersonal juglaresco "A galopar", con textos medievales, renacentistas y republicanos.



Llamado para la presentación de artículos en la revista brasileña Sociodialeto

Se aceptan textos en español y deben ser acompañados por un resumen en inglés. Para ver la última publicación: http://www.sociodialeto.com.br/?pag=home&ver=trabalhos.


Conferencia del profesor Charles Bazerman

El Instituto de Lingüística de la Facultad de Filosofía y Letras (Universidad de Buenos Aires) tiene el agrado de invitarlos a la conferencia que el profesor Charles Bazerman (University of California Santa Barbara, EE. UU.) dictará el jueves 26 de junio a las 16:00 hs. sobre el tema “Tradiciones y temas de investigación sobre escritura en Estados Unidos”. La conferencia será en inglés, tendrá lugar en la sede del Instituto, será de acceso libre y gratuito y estará destinada a investigadores interesados en el tema. Luego de la conferencia, Bazerman participará en un conversatorio sobre proyectos y líneas de investigación sobre escritura en la Argentina y Latinoamérica.
Se requiere inscripción previa ya que el espacio disponible es limitado. Para inscribirse, escribir a institutoling@filo.uba.ar especificando nombre, institución de pertenencia y cargo docente o de investigación.
Esta actividad se da en el marco de las Jornadas de capacitación sobre lectura y escritura en la universidad 2014, organizadas por la Universidad Nacional de Quilmes, la Universidad Nacional de Entre Ríos, la Universidad Nacional de General Sarmiento, la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Charles Bazerman es Profesor del Departamento de Educación de la Universidad de California en Santa Barbara. Es uno de los expertos más reconocidos del mundo en el estudio y la enseñanza de la escritura, con foco en los géneros discursivos y la retórica de la ciencia. Es la máxima figura del movimiento Escribir a través del currículum, que impulsa desde los años 70 el trabajo con el potencial epistémico y retórico de la escritura en todas las materias y disciplinas. Escribió y editó más de 40 libros. Sigue una política activa de divulgación y distribución libre de su obra, que se encuentra en su mayor parte disponible para descarga gratuita.


Prórroga para rendir exámenes

La Secretaría de Asuntos Académicos de la Facultad informa que, según lo aprobado en la última sesión de Consejo Directivo, los estudiantes que lo requieran podrán solicitar una prórroga extraordinaria para rendir en el turno de exámenes de julio materias, idiomas y seminarios que hayan vencido en marzo de 2014 (es decir, cursos del segundo cuatrimestre de 2009). La fecha tope para la presentación de solicitudes por Mesa de Entradas será el 6 de junio. El Programa de Orientación de la Secretaría de Extensión y Bienestar Estudiantil se comunicará con los interesados oportunamente.


Departamento de Letrasletras.filo.ub

25.5.14

La lengua de las mariposas




Manuel Rivas

«¿Qué hay , Gorrión? Espero que este año podamos ver por fin la lengua de las mariposas».
El maestro aguardaba desde hacía tiempo que le enviaran un microscopio a los de la instrucción pública. Tanto nos hablaba de cómo se agrandaban las cosas menudas e invisibles por aquel aparato que los niños llegábamos a verlas de verdad, como si sus palabras entusiastas tuvieran un efecto de poderosas lentes.
«La lengua de la mariposa es una trompa enroscada como un resorte de reloj. Si hay una flor que la atrae, la desenrolla y la mete en el cáliz para chupar. Cando lleváis el dedo humedecido a un tarro de azúcar ¿a que sienten ya el dulce en la boca como si la yema fuera la punta de la lengua? Pues así es la lengua de la mariposa». Y entonces todos teníamos envidia de las mariposas. Que maravilla. Ir por el mundo volando, con esos trajes de fiesta, y parar en flores como tabernas con barriles llenos de jarabe.
Yo quería mucho a aquel maestro. Al principio, mis padres no podían creerlo. Quiero decir que no podían entender como yo quería a mi maestro. Cuando era un «picarito», la escuela era una amenaza terrible. Una palabra que cimbraba en el aire como una vara de mimbre.
«¡Ya verás cuando vayas a la escuela!»
Dos de mis tíos, como muchos otros mozos, emigraron a América por no ir de quintos a la guerra de Marruecos. Pues bien, yo también soñaba con ir a América sólo por no ir a la escuela. De hecho, había historias de niños que huían al monte para evitar aquel suplicio. Aparecían a los dos o tres días, ateridos y sin habla, como desertores de la batalla del Barranco del Lobo. Yo iba para seis años y me llamaban todos Gorrión. Otros niños de mi edad ya trabajaban. Pero mi padre era sastre y no tenía tierras ni ganado.
Prefería verme lejos y no enredando en el pequeño taller de costura. Así pasaba gran parte del día correteando por la Alameda, y fue Cordeiro, el recolector de basura y hojas secas, el que me puso el apodo. «Pareces un gorrión».
Creo que nunca corrí tanto como aquel verano anterior al ingreso en la escuela. Corría como un loco y a veces sobrepasaba el límite de la Alameda y seguía lejos, con la mirada puesta en la cima del monte Sinaí, con la ilusión de que algún día me saldrían alas y podría llegar a Buenos Aires. Pero jamás sobrepasé aquella montaña mágica.
«¡Ya verás cuando vayas a la escuela!»
Mi padre contaba como un tormento, como si le arrancara las amígdalas con la mano, la manera en que el maestro les arrancaba la jeada del habla para que no dijeran ajua ni jato ni jracias. «Todas las mañanas teníamos que decir la frase 'Los pájaros de Guadalajara tienen la garganta llena de trigo'. ¡Muchos palos llevábamos por culpa de Juadalagara!» Si de verdad quería meterme miedo, lo consiguió. La noche de la víspera no dormí. Encogido en la cama, escuchaba el reloj de la pared en la sala con la angustia de un condenado. El día llegó con una claridad de mandil de carnicero. No mentiría si les dijera a mis padres que estaba enfermo.
El miedo, como un ratón, me roía por dentro.
Y me meé. No me meé en la cama sino en la escuela.
Lo recuerdo muy bien. Pasaron tantos años y todavía siento una humedad cálida y vergonzosa escurriendo por las piernas. Estaba sentado en el último pupitre, medio escondido con la esperanza de que nadie se percatara de mi existencia, hasta poder salir y echar a volar por la Alameda.
«A ver, usted, ¡póngase de pie!»
El destino siempre avisa. Levanté los ojos y vi con espanto que la orden iba para mi. Aquel maestro feo como un bicho me señalaba con la regla. Era pequeña, de madera, pero a mi me pareció la lanza de Abd el-Krim.
«¿Cuál es su nombre?»
«Gorrión»
Todos los niños rieron a carcajadas. Sentí como si me batieran con latas en las orejas.
«¿Gorrión?»
No recordaba nada. Ni mi nombre. Todo lo que yo había sido hasta entonces había desaparecido de mi cabeza. Mis padres eran dos figuras borrosas que se desvanecían en la memoria. Miré cara al ventanal, buscando con angustia los árboles de la alameda.
Y fue entonces cuando me meé.
Cuando se dieron cuenta los otros rapaces, las carcajadas aumentaron y resonaban como trallazos.
Huí. Eché a correr como un loquito con alas. Corría, corría como solo se corre en sueños y viene tras de uno el Sacaúnto. Yo estaba convencido de que eso era lo que hacía el maestro. Venir tras de mi. Podía sentir su aliento en el cuello y el de todos los niños, como jauría de perros a la caza de un zorro. Pero cuando llegué a la altura del palco de la música y miré cara atrás, vi que nadie me había seguido, que estaba solo con mi miedo, empapado de sudor y de meos. El palco estaba vacío. Nadie parecía reparar en mi, pero yo tenía la sensación de que toda la villa estaba disimulando, que docenas de ojos censuradores acechaban en las ventanas, y que las lenguas murmuradoras no tardarían en llevarle la noticia a mis padres. Las piernas decidieron por mí. Caminaron hacia el Sinaí con una determinación desconocida hasta entonces. Esta vez llegaría hasta A Coruña y embarcaría de polisón en uno de esos navíos que llevan a Buenos Aires.
Desde la cima del Sinaí no se veía el mar sino otro monte más grande todavía, con peñascos recortados como torres de una fortaleza inaccesible. Ahora recuerdo con una mezcla de asombro y nostalgia lo que tuve que hacer aquel día. Yo sólo, en la cima, sentado en silla de piedra, bajo las estrellas, mientras en el valle se movían como luciérnagas los que con candil andaban en mi búsqueda. Mi nombre cruzaba la noche cabalgando sobre los aullidos de los perros. No estaba sorprendido. Era como si atravesara la línea del miedo. Por eso no lloré ni me resistí cuando llegó donde mi la sombra regia de Cordeiro. Me envolvió con su chaquetón y me abrazó en su pecho. «Tranquilo Gorrión, ya pasó todo».
Dormí como un santo aquella noche, pegadito a mamá. Nadie me reprendió. Mi padre se había quedado en la cocina, fumando en silencio, con los codos sobre el mantel de hule, las colillas amontonadas en el cenicero de concha de vieira, tal como pasara cuando había muerto la abuela.
Tenía la sensación de que mi madre no me había soltado de la mano en toda la noche.
Así me llevó, agarrado como quien lleva un serón en mi vuelta a la escuela. Y en esta ocasión, con corazón sereno, pude fijarme por vez primera en el maestro. Tenía la cara de un sapo.
El sapo sonreía. Me pellizcó la mejilla con cariño. «¡Me gusta ese nombre, Gorrión!». Y aquel pellizco me hirió como un dulce de café. Pero lo más increíble fue cuando, en el medio de un silencio absoluto, me llevó de la mano cara a su mesa y me sentó en su silla. Y permaneció de pie, agarró un libro y dijo:
«Tenemos un nuevo compañero. Es una alegría para todos y vamos a recibirlo con un aplauso». Pensé que me iba a mear de nuevo por los pantalones, pero sólo noté una humedad en los ojos. «Bien, y ahora, vamos a comenzar con un poema. ¿A quien le toca? ¿Romualdo? Ven, Romualdo, acércate. Ya sabes, despacito y en voz bien alta».
A Romualdo los pantalones cortos le quedaban ridículos. Tenía las piernas muy largas y oscuras, con las rodillas llenas de heridas.
«Una tarde parda y fría...»
«Un momento, Romualdo, ¿qué es lo que vas a leer?»
«Una poesía, señor».
«¿Y como se titula?»
«Recuerdo infantil. Su autor es don Antonio Machado»
«Muy bien, Romualdo, adelante. Despacito y en voz alta. Repara en la puntuación»
El llamado Romualdo, a quien yo conocía de acarrear sacos de piñas como niño que era de Altamira, carraspeó como un viejo fumador de picadura y leyó con una voz increíble, espléndida, que parecía salida de la radio de Manolo Suárez, el indiano de Montevideo.
«Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una marcha carmín...
«Muy bien. ¿Qué significa monotonía de lluvia, Romualdo?», preguntó el maestro.
«Que llueve después de llover, don Gregorio».
«¿Rezaste?», preguntó mamá, mientras pasaba la plancha por la ropa que papá cosiera durante el día. En la cocina, la olla de la cena despedía un aroma amargo de nabiza.
«Pues si», dije yo no muy seguro. «Una cosa que hablaba de Caín y Abel».
«Eso está bien», dijo mamá. «No se por que dicen que ese nuevo maestro es un ateo».
«¿Qué es un ateo?»
«Alguien que dice que Dios no existe». Mamá hizo un gesto de desagrado y pasó la plancha con energía por las arrugas de un pantalón.
«¿Papá es un ateo?»
Mamá posó la plancha y me miró fijo.
«¿Cómo va a ser papá un ateo? ¿Cómo se te ocurre preguntar esa pavada?»
Yo había escuchado muchas veces a mi padre blasfemar contra Dios. Lo hacían todos los hombres. Cuando algo iba mal, escupían en el suelo y decían esa cosa tremenda contra Dios.
Decían dos cosas: Cajo en Dios, cajo en el Demonio. Me parecía que sólo las mujeres creían de verdad en Dios.
«¿Y el Demonio? ¿Existe el Demonio?»
«¡Por supuesto!»
El hervor hacía bailar la tapa de la olla. De aquella boca mutante salían vaharadas de vapor e gargajos de espuma y berza. Una abeja revoloteaba en el techo alrededor de la lámpara eléctrica que colgaba de un cable trenzado. Mamá estaba enfurruñada como cada vez que tenía que planchar. Su cara se tensaba cuando marcaba la raya de las perneras. Pero ahora hablaba en un tono suave y algo triste, como si se refiriera a un desvalido.
«El Demonio era un ángel, pero se hizo malo».
La abeja batió contra la lámpara, que osciló ligeramente y desordenó las sombras.
«El maestro dijo hoy que las mariposas también tienen lengua, una lengua finita y muy larga, que llevan enrollada como el resorte de un reloj. Nos la va a enseñar con un aparato que le tienen que mandar de Madrid. ¿A que parece mentira eso de que las mariposas tengan lengua?»
«Si él lo dice, es cierto. Hay muchas cosas que parecen mentira y son verdad. ¿Te gusta la escuela?»
«Mucho. Y no pega. El maestro no pega»
No, el maestro don Gregorio no pegaba. Por lo contrario, casi siempre sonreía con su cara de sapo. Cuando dos peleaban en el recreo, los llamaba, «parecen carneros» y hacía que se dieran la mano.
Luego, los sentaba en el mismo pupitre. Así fue como hice mi mejor amigo, Dombodán, grande, bondadoso y torpe. Había otro rapaz, Eladio, que tenía un lunar en la mejilla, en el que golpearía con gusto, pero nunca lo hice por miedo a que el maestro me mandara darle la mano y que me cambiara junto a Dombodán. El modo que tenía don Gregorio de mostrar un gran enfado era el silencio.
«Si ustedes no se callan, tendré que callar yo».
Y iba cara al ventanal, con la mirada ausente, perdida en el Sinaí. Era un silencio prolongado, desasosegante, como si nos dejara abandonados en un extraño país.
Sentí pronto que el silencio del maestro era el peor castigo imaginable. Porque todo lo que tocaba era un cuento atrapante. El cuento podía comenzar con una hoja de papel, después de pasar por el Amazonas y el sístole y diástole del corazón. Todo se enhebraba, todo tenía sentido. La hierba, la oveja, la lana, mi frío. Cuando el maestro se dirigía al mapamundi, nos quedábamos atentos como si se iluminara la pantalla del cine Rex. Sentíamos el miedo de los indios cuando escucharon por vez primera el relincho de los caballos y el estampido del arcabuz. Íbamos a lomo de los elefantes de Aníbal de Cartago por las nieves de los Alpes, camino de Roma. Luchamos con palos y piedras en Ponte Sampaio contra las tropas de Napoleón. Pero no todo eran guerras.
Hacíamos hoces y rejas de arado en las herrerías del Incio. Escribimos cancioneros de amor en Provenza y en el mar de Vigo. Construimos el Pórtico da Gloria. Plantamos las patatas que vinieron de América. Y a América emigramos cuando vino la peste de la patata.
«Las patatas vinieron de América», le dije a mi madre en el almuerzo, cuando dejó el plato delante mío.
«¡Que iban a venir de América! Siempre hubo patatas», sentenció ella.
«No. Antes se comían castañas. Y también vino de América el maíz». Era la primera vez que tenía clara la sensación de que, gracias al maestro, sabía cosas importantes de nuestro mundo que ellos, los padres, desconocían.
Pero los momentos más fascinantes de la escuela eran cuando el maestro hablaba de los bichos. Las arañas de agua inventaban el submarino. Las hormigas cuidaban de un ganado que daba leche con azúcar y cultivaban hongos. Había un pájaro en Australia que pintaba de colores su nido con una especie de óleo que fabricaba con pigmentos vegetales. Nunca me olvidaré. Se llamaba tilonorrinco. El macho ponía una orquídea en el nuevo nido para atraer a la hembra.
Tal era mi interés que me convertí en el suministrador de bichos de don Gregorio y él me acogió como el mejor discípulo. Había sábados y feriados que pasaba por mi casa y íbamos juntos de excursión. Recorríamos las orillas del río, las gándaras, el bosque, y subíamos al monte Sinaí. Cada viaje de esos era para mí como una ruta del descubrimiento. Volvíamos siempre con un tesoro. Una mantis. Una libélula. Un escornabois. Y una mariposa distinta cada vez, aunque yo solo recuerde el nombre de una es la que el maestro llamó Iris, y que brillaba hermosísima posada en el barro o en el estiércol.
De regreso, cantábamos por las corredoiras como dos viejos compañeros. Los lunes, en la escuela, el maestro decía: «Y ahora vamos a hablar de los bichos de Gorrión».
Para mis padres, esas atenciones del maestro eran una honra. Aquellos días de excursión, mi madre preparaba la merienda para los dos. «No hacía falta, señora, yo ya voy comido», insistía don Gregorio. Pero a la vuelta, decía: «Gracias, señora, exquisita la merienda».
«Estoy segura de que pasa necesidades», decía mi madre por la noche.
«Los maestros no ganan lo que tienen que ganar», sentenciaba, con sentida solemnidad, mi padre. «Ellos son las luces de la República».
«¡La República, la República! ¡Ya veremos donde va a parar la República!»
Mi padre era republicano. Mi madre, no. Quiero decir que mi madre era de misa diaria y los republicanos aparecían como enemigos de la Iglesia.
Procuraban no discutir cuando yo estaba delante, pero muchas veces los sorprendía.
«¿Qué tienes tu contra Azaña? Esa es cosa del cura, que te anda calentando la cabeza»
«Yo a misa voy a rezar», decía mi madre.
«Tu, si, pero el cura no»
Un día que don Gregorio vino a recogerme para ir a buscar mariposas, mi padre le dijo que, si no tenía inconveniente, le gustaría «tomarle las medidas para un traje».
El maestro miró alrededor con desconcierto.
«Es mi oficio», dijo mi padre con una sonrisa.
«Respeto muchos los oficios», dijo por fin el maestro.
Don Gregorio llevó puesto aquel traje durante un año y lo llevaba también aquel día de julio de 1936 cuando se cruzó conmigo en la alameda, camino del ayuntamiento.
«¿Qué hay, Gorrión? A ver si este año podemos verles por fin la lengua a las mariposas»"
Algo extraño estaba por suceder. Todo el mundo parecía tener prisa, pero no se movía. Los que miraban para la derecha, viraban cara a la izquierda. Cordeiro, el recolector de basura y hojas secas, estaba sentado en un banco, cerca del palco de la música. Yo nunca vi sentado en un banco a Cordeiro. Miró cara para arriba, con la mano de visera. Cuando Cordeiro miraba así y callaban los pájaros era que venía una tormenta.
Sentí el estruendo de una moto solitaria. Era un guarda con una bandera sujeta en el asiento de atrás. Pasó delante del ayuntamiento y miró cara a los hombres que conversaban inquietos en el porche. Gritó: «¡Arriba España!» Y arrancó de nuevo la moto dejando atrás una estela de estallidos.
Las madres comenzaron a llamar por los niños. En la casa, parecía haber muerto otra vez la abuela. Mi padre amontonaba colillas en el cenicero y mi madre lloraba y hacía cosas sin sentido, como abrir el grifo del agua y lavar los platos limpios y guardar los sucios.
Llamaron a la puerta y mis padres miraron el picaporte con desasosiego. Era Amelia, la vecina, que trabajaba en la casa de Suárez, el indiano.
«¿Saben lo que está pasando? En la Coruña los militares declararon el estado de guerra. Están disparando contra el Gobierno Civil»
«¡Santo cielo!», se persignó mi madre.
«Y aquí», continuó Amelia en voz baja, como si las paredes oyeran, «Se dice que el alcalde llamó al capitán de carabineros pero que este mandó decir que estaba enfermo».
Al día siguiente no me dejaron salir a la calle. Yo miraba por la ventana y todos los que pasaban me parecían sombras encogidas, como si de pronto cayera el invierno y el viento arrastrara a los gorriones de la Alameda como hojas secas.
Llegaron tropas de la capital y ocuparon el ayuntamiento. Mamá salió para ir a la misa y volvió pálida y triste, como si se hiciera vieja en media hora.
«Están pasando cosas terribles, Ramón», oí que le decía, entre sollozos, a mi padre. También él había envejecido. Peor todavía. Parecía que había perdido toda voluntad.
Se arrellanó en un sillón y no se movía. No hablaba. No quería comer.
«Hay que quemar las cosas que te comprometan, Ramón. Los periódicos, los libros. Todo»
Fue mi madre la que tomó la iniciativa aquellos días. Una mañana hizo que mi padre se arreglara bien y lo llevó con ella a la misa. Cuando volvieron, me dijo: «Ven, Moncho, vas a venir con nosotros a la alameda».
Me trajo la ropa de fiesta y, mientras me ayudaba a anudar la corbata, me dijo en voz muy grave: «Recuerda esto, Moncho. Papá no era republicano. Papá no era amigo del alcalde. Papá no hablaba mal de los curas. Y otra cosa muy importante, Moncho. Papá no le regaló un traje al maestro».
«Si que lo regaló».
«No, Moncho. No lo regaló. ¿Entendiste bien? ¡No lo regalo!»
Había mucha gente en la Alameda, toda con ropa de domingo. Bajaran también algunos grupos de las aldeas, mujeres enlutadas, paisanos viejos de chaleco y sombrero, niños con aire asustado, precedidos por algunos hombres con camisa azul y pistola en el cinto. Dos filas de soldados abrían un corredor desde la escalinata del ayuntamiento hasta unos camiones con remolque entoldado, como los que se usaban para transportar el ganado en la feria grande.
Pero en la alameda no había el alboroto de las ferias sino un silencio grave, de Semana Santa. La gente no se saludaba. Ni siquiera parecían reconocerse los unos a los otros. Toda la atención estaba puesta en la fachada del ayuntamiento.
Un guardia entreabrió la puerta y recorrió el gentío con la mirada. Luego abrió del todo e hizo un gesto con el brazo. De la boca oscura del edificio, escoltados por otros guardas, salieron los detenidos, iban atados de manos y pies, en silente cordada. De algunos no sabía el nombre, pero conocía todos aquellos rostros. El alcalde, el de los sindicatos, el bibliotecario del ateneo Resplandor Obrero, Charli, el vocalista de la orquesta Sol y Vida, el cantero q quien llamaban Hércules, padre de Dombodán... Y al cabo de la cordada, jorobado y feo como un sapo, el maestro.
Se escucharon algunas órdenes y gritos aislados que resonaron en la Alameda como petardos. Poco a poco, de la multitud fue saliendo un ruge-ruge que acabó imitando aquellos apodos.
«¡Traidores! ¡Criminales! ¡Rojos!»
«Grita tu también, Ramón, por lo que más quieras, ¡grita!». Mi madre llevaba agarrado del brazo a papá, como si lo sujetara con toda su fuerza para que no desfalleciera. « ¡Que vean que gritas, Ramón, que vean que gritas!»
Y entonces oí como mi padre decía «¡Traidores» con un hilo de voz. Y luego, cada vez más fuerte, «¡Criminales! ¡Rojos!» Saltó del brazo a mi madre y se acercó más a la fila de los soldados, con la mirada enfurecida cara al maestro. «¡Asesino! ¡Anarquista! ¡Comeniños!»
Ahora mamá trataba de retenerlo y le tiró de la chaqueta discretamente. Pero él estaba fuera de sí. «¡Cabrón! ¡Hijo de mala madre¡». Nunca le había escuchado llamar eso a nadie, ni siquiera al árbitro en el campo de fútbol. «Su madre no tiene la culpa, ¿eh, Moncho?, recuerda eso». Pero ahora se volvía cara a mi enloquecido y me empujaba con la mirada, los ojos llenos de lágrimas y sangre. «¡Grítale tu también, Monchiño, grítale tu también!»
Cuando los camiones arrancaron cargados de presos, yo fui uno de los niños que corrían detrás lanzando piedras. Buscaba con desesperación el rostro del maestro para llamarle traidor y criminal. Pero el convoy era ya una nube de polvo a lo lejos y yo, en el medio de la alameda, con los puños cerrados, sólo fui capaz de murmurar con rabia: «¡Sapo! ¡Tilonorrinco! ¡Iris!».



23.5.14

Novedades en Letras - Congresos y Jornadas

CONGRESOS Y JORNADAS


Jornadas de Literatura y Cine Policiales en Argentina

29 y 30 de mayo en el Museo del Libro y de la Lengua (Av. Las Heras 2555, CABA). VER PROGRAMA.


Jornadas el policial y la policía

6 de junio de 2014 a las 17 hs en el Aula 1de la Facultad de Filosofía y Letras (Puan 480, CABA).
El propósito de esta jornada es promover un cruce entre los distintos discursos de lo policial y reflexionar acerca de experiencias y prácticas institucionales que nos involucran como docentes, investigadores, estudiantes, críticos y escritores. ¿En qué medida los debates sobre las fuerzas de seguridad, la tortura y la represión, pueden afectar las lecturas de los géneros policiales en la escritura (literaria, periodística, crítica)? ¿Hasta qué punto, las lecturas del género interpelan a uno de los problemas políticos centrales de estos treinta años de democracia, como es la violencia institucional? A un año y medio de que en el Congreso de la Nación se instituyera el Día Nacional de la Lucha contra la Violencia Institucional, desde Letras Vuelve Graduados y La Macedonio Fernández, convocamos a la jornada abierta “El policial y la policía”. Durante la jornada compartirán sus trabajos y reflexiones docentes, investigadores y actores sociales vinculados a las luchas contra la violencia institucional y al estudio de los géneros policiales en la escritura.


I Jornadas de Literatura Inglesa. 450 años de Shakespeare

10 y 11 de julio en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. TERCERA CIRCULAR.


VII Seminario Internacional Políticas de la Memoria

7-9 de octubre en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti. Envío de resúmenes de ponencias: Hasta el 30 de mayo de 2014 Publicación de resúmenes aprobados: 6 de junio de 2014. Presentación de ponencias: Hasta el 11 de agosto de 2014. Aprobación de ponencias: 25 de agosto de 2014


VII Coloquio ALEDAR

30 y 31 de octubre en la Ciudad de Buenos Aires. PRIMERA CIRCULAR.


Primeras Jornadas de Humanidades Digitales

17-19 de noviembre en el Centro Cultural Genral San Martín (CABA). PRIMERA CIRCULAR.

CONFERENCIAS


Conferencia “Infierno, capitalismo y melancolía”

Miércoles 28 de mayo de 18 a 19 hs en 25 de mayo 221 1° piso (CABA) A cargo del Dr. Gabriel Inzaurralde (Univesidad de Leiden). Inscripción: al_saab75@yahoo.com.ar
Tomando como base la figura del exiliado tal y como se dibuja en la obra de Roberto Bolaño, particularmente en el relato “El Ojo Silva” y las imágenes catastrofistas de la modernidad, la exposición tratará distintas formas o figuras de subjetividad política en otros escritores del Cono Sur, como Cortázar y Onetti. El hilo de la exposición consistirá en una reflexión sobre la ambivalencia narrativa de conceptos como violencia y justicia, actualidad y contemporaneidad, sujeto fiel y sujeto huérfano, y su relación eventual con acontecimientos recientes de la política en nuestros países.


SEMINARIOS DE DOCTORADO

Lengua, memoria y traducción en crónicas coloniales hispanoamericanas

A cargo de la prof. Carmen Muñoz Bernard. Inicio: 30 de septiembre (martes y jueves de 13 a 17 hs) en la FFyL de la UBA. Inscripción: Vía web, através de: http://www.filo.uba.ar/contenidos/secretarias/posgrado/inscripciones_maestrias/frameset.html o bien; de lunes a viernes de 12 a 18 hs en Secretaría de Posgrado (Puan 430). VER PROGRAMA.


Imaginarios literarios en América Latina fin-de-siècle. Artistas, pueblo, masas

A cargo de la prof. Adriana Rodríguez Pérsico. Inicio: 28 de mayo (miércoles de 18 a 22 hs) en el Centro Cultural Borges. Inscripción: teoriacomparadadelasartes@untref.edu.ar.


Comisión Científica de la ANPCYT

Ante la reciente noticia acerca de la conformación de la comisión científica que asesorará al nuevo presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica en cuestiones vinculadas a la gestión en procesos de evaluación, un grupo de investigadorxs hemos decidido hacer saber mediante una carta las razones de nuestro desacuerdo con los sesgos y criterios que parecen haber guiado su composición. Si quiere adherir al TEXTO, envíe un email a carta.anpcyt@gmail.com con su nombre y apellido, pertenencia institucional y disciplina. En una semana presentaremos y haremos circular la nota con todas las firmas que se sumaron en estos días.


Premio a la traducción literaria Giovanni Pontiero

Cristian DE NÁPOLI, graduado de la carrera, ganó el premio Giovanni Pontiero.

 
Departamento de Letras

9.5.14

Letras - Novedades académicas


Eduardo Lalo en Puan
 
Este jueves 8 de mayo, en el horario de las clases teóricas de Teoría Literaria II (19 a 21 hs, Aula 250), se presentará el escritor portorriqueño Eduardo Lalo en la Facultad (Puan 480, CABA), ganador del Premio Rómulo Gallegos 2013 por su novela Simone. En el encuentro el autor hará una exposición, se proyectará su mediometraje La ciudad perdida, y luego se abrirá una charla con estudiantes y asistentes. Organiza e invita: Cátedra de Teoría Literaria II (Dra. Ana María Zubieta).

 
Convocatoria para Seminario de Literatura Europea de los Siglos XVII y XVIII
 
El espacio de investigación sobre literatura europea de los siglos XVII y XVIII, que estará dictando un seminario de grado específico en el segundo cuatrimestre, invita a estudiantes, graduados y docentes de la carrera a participar de sus diversas actividades. Los interesados deberán escribir a: literatura.siglo.xviii@gmail.com.

 
Revista Luthor XIX
 
Pueden consultar el nuevo número de la publicación sobre Teoría Literaria en: http://revistaluthor.com.ar. La Circular de las Jornadas Mundos Ficcionales y Teorías de la Ficción la pueden ver AQUÍ. Además, este jueves 8 a las 19 hs en el Hall del 3° Piso de la Facultad (Puan 480, CABA) se presentará el libro editado por EDEFyL que compila artículos de números anteriores.


IV Simposio de Literatura Infantil y Juvenil en el MERCOSUR
 
27, 28 y 29 de noviembre de 2014 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Fecha límite para mandar resúmenes: 5 de junio.


Frikiloquio - I Coloquio de Humanidades y Ciencias Sociales sobre Culturas y Consumos Freaks
 
Pueden consultar AQUÍ la Primera Circular del evento que tendrá lugar entre el 21 y el 23 de agosto de 2014 en el Centro Cultural Paco Urondo de la Facultad.

 
Encuentros en la Biblioteca del ECuNHi y Talleres de Letras
 
Inauguración: miércoles 7 de mayo 17.30 hs. (Av. Del Libertador 8151, CABA). VER FLYER Y GACETILLA COMPLETA Para consultar la oferta general de cursos y talleres (artes visuales, música, teatro y músicoterapia): www.nuestroshijos.org.ar


I Encuentro Internacional de Literatura Fantástica
 
Este viernes a las 19 hs. será la inauguración del evento que coorganiza el Departamento de Letras con la Biblioteca Nacional. La Conferencia Inaugural estará a cargo de Liliana Bodoc y se titula “Nuevo fantástico en Argentina”. Los invitamos a asistir y a consultar el PROGRAMA con las propuestas para el resto de los días (habrá exposiciones de docentes de la carrera, escritores nacionales e internacionales, proyecciones y debates sobre cine e historieta, entre otras actividades).

Narrar la locura - Nina Jäckle



Se agradece difusión - Asistir al evento

Narrar la locura

Nina Jäckle y Ariel Magnus en diálogo en la Feria del Libro.
 
Sábado 10 de mayo a las 18:30 h
40ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, sala Adolfo Bioy Casares, pabellón blanco, La Rural.
La actividad es gratuita pero se debe abonar el ingreso general a la Feria.

La autora alemana Nina Jäckle se presenta por primera vez en Buenos Aires invitada por el Goethe-Institut en cooperación con la Feria del Libro de Frankfurt, Editorial Serapis, la Fundación El Libro y Allianz Argentina. En diálogo con el escritor Ariel Magnus, Jäckle presentará su novela Zielinski (Serapis, 2013). La novela ilustra la fragilidad del ánimo a que obligan los sistemas de dominio. También estarán presentes la editora Carolina Lieber y Carolina Previderé, traductora del libro.

“Este estado de percibirme como una variable de mí mismo, de ser capaz de imaginar que lo que uno mismo vive no depende de lo fáctico sino de una decisión por una u otra variante posible, en realidad debería asustarme. Veo a Zielinski, lo escucho, lo huelo. Da igual qué historia sea la nuestra, Zielinski está ahí. Lo observo, está sentado cerca de mí, estamos sentados frente a su caja con la espalda apoyada contra la pared de madera. Su perfil es hidalgo, la forma de su cráneo es armónica, tiene el mentón erguido.”
Zielinski es la primera novela de Nina Jäckle traducida al español. De corte psicológico, el relato lleva al extremo la capacidad del hombre de adaptarse a todo. Schoch, el protagonista, toma con absoluta naturalidad que un exótico sujeto de nombre Zielinski se haya instalado en su casa sin invitación y subsista durante semanas -sin necesidad de comer ni de ir al baño- en una caja de madera construida en la más grande de sus habitaciones. Parece que hasta la indignación producida por la evidencia de lo monstruoso puede terminar cediendo ante la costumbre a la que obliga el sistema, los sistemas de dominio del tipo que sean. Es una pesadilla de solo pensarlo: este hombre se está volviendo loco de a poco y se contempla a sí mismo volviéndose loco. La novela demuestra cómo la soledad y la fragilidad del ánimo pueden llevar a que alguien pierda el contacto con la realidad, se quede sin empleo, adeude meses de alquiler y se refugie en ideas fijas y diálogos consigo mismo. Para Schoch, todos somos “pequeños engendros de la estupidez, residentes en nuestras cajas”.
Zielinski fue publicada originalmente por la editorial alemana Klöpfer & Meyer, la misma que en febrero de 2014 publicó la última y más reciente novela de Jäckle: Der lange Atem. Nina Jäckle viene a la Argentina invitada por el Goethe-Institut en cooperación con la Feria del Libro de Frankfurt, Editorial Serapis y la Fundación El Libro, con el apoyo de Allianz Argentina. La autora nació en 1966 en la región de la Selva Negra, creció en Stuttgart y estudió idiomas en la Suiza francesa y en París. Pensó en dedicarse a la traducción de literatura francesa pero luego prefirió abocarse a su propia escritura. Escribe piezas radiofónicas, relatos, novelas y guiones para cortometrajes, y ha realizado ella misma algunos cortometrajes. Entre las numerosas distinciones literarias que recibió se destacan el Premio de piezas radiofónicas de Karlsruhe en 2005, la Beca literaria del Estado Libre de Baviera en 2012 y la Beca de trabajo del Fondo Alemán de Literatura en 2013. Además fue finalista del prestigioso Premio Ingeborg Bachmann en 2002 y es miembro del Centro Alemán de Poetas, Ensayistas y Novelistas (PEN).

Ariel Magnus (Buenos Aires, 1975) estudió filosofía y literatura española en la Universidad Humboldt de Berlín. Publicó Sandra (2005), La abuela (2006, traducida al alemán), Un chino en bicicleta (2007, Premio de novela “La otra orilla” y traducida a varios idiomas), Muñecas (2008, Premio de novela corta “Juan de Castellanos”), Cartas a mi vecina de arriba (2009), Ganar es de perdedores (2010), Doble Crimen (2010), El hombre sentado (2010), La cuadratura de la redondez (2011), La 31 (2012) y A Luján (2013). Participó de varias antologías y editó una sobre humor en la literatura argentina. Colabora ocasionalmente con diversos medios latinoamericanos y alemanes y trabaja como traductor literario del alemán.


Goethe-Institut Buenos Aires
Directo Prensa 011 4318.5629


6.5.14

XVIII Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación

I Encuentro Internacional de Literatura Fantástica

Del 9 al 13 de mayo, todo el día.
Diálogo con escritores, proyecciones, mesas, actividades

Diálogo con escritores, proyecciones, mesas, actividades

I Encuentro Internacional de Literatura Fantástica

Del 9 al 13 de mayo, todo el día

DONDE
Biblioteca Nacional.
Agüero 2502, Capital Federal.


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Como parte de sus actividades para el año 2014, el Departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) tiene el agrado de invitarlos al 1º Encuentro Internacional de Literatura Fantástica, que coorganiza junto con la Biblioteca Nacional.
El encuentro, que tendrá lugar entre el 9 y el 13 de mayo próximos en los auditorios de la Biblioteca Nacional, constituye un espacio de intercambio, difusión y reflexión entre escritores, académicos y lectores sobre el estado contemporáneo de la ficción fantástica, sus tradiciones culturales, sus articulaciones con la cultura de masas y las nuevas tecnologías.
Aquí pueden consultar y descargar EL PROGRAMA DEL EVENTO

La actividad es libre y gratuita, y la Facultad expedirá certificados de asistencia. Para recibirlos, deberán registrarse como asistentes en la página del Departamento.
También pueden seguir el evento por Facebook, para estar al tanto de todas las novedades.

Se agradece la difusión.