28.3.05

Fidelidad

"Recuerdo entonces, concerniente a la fidelidad, el extraño coitus interruptus que viví con una mujer que volvió del baño de mi casa declarando que viendo su rostro en el espejo (ya lo saqué, entiendo por qué los odia Borges), se arrepintió y recordó deberle fidelidad a un pseudonovio extranjero. Y que se ofendió cuando a la semana me preguntó cómo estaba y le dije que mal porque no me podía ni masturbar: empezaba con la mano derecha y sentía que le debía fidelidad a la izquierda..."

(del blog Heildegger)

Chismes

Extractos del Museo del chisme, de Edgardo Cozarinsky. Hay más en La Nación).

En sus excursiones sexuales por el norte de África, André Gide solía decir a los chicos con quienes se divertía: "Tú no tienes por qué saberlo pero en Francia soy un escritor muy conocido, aun famoso. Cuando conozcas a otros franceses, cuéntales que has estado conmigo para que vean que conoces a gente importante, para que te respeten". Impresionados, agradecidos, los chicos le pedían su nombre. El afable y calvo señor de lentes respondía invariablemente: François Mauriac.

Adolfo Bioy Casares solía recordar las muertes por gula que habían coronado la vida de algunos intelectuales. En la Argentina el historiador Carlos Alberto Erro falleció después de haber vaciado en medio de la noche el contenido de su heladera y el profesor de filosofía Francisco Romero, después de haber ingerido el asado organizado en su honor por un grupo de intelectuales uruguayos. Entre las "últimas palabras" menos prestigiosas que registra la Historia, mencionaba las pronunciadas por el gran poeta católico Paul Claudel: "¿Qué opina, doctor? ¿Habrá sido el salchichón?"

Invitado a la mesa de una distinguida anfitriona, Valéry sintió surgir, imperiosa, la emisión del gas, inevitablemente sonoro, imposible de reprimir. En el momento fatídico movió su silla para que el ruido de las patas sobre el parqué cubriese el de sus entrañas. El ardid, desde luego, fracasó. Ninguno de los invitados, imperturbables, se permitió una mirada, menos aún una sonrisa, pero minutos más tarde la dueña de casa, literata y femme d'esprit, comentó: "A veces hasta a un gran poeta le resulta difícil encontrar una rima". ("Parfois même un grand poète a du mal à trouver une rime?")

Durante la Segunda Guerra Mundial, ocupado París por el ejército alemán, la residencia de Robert de Rothschild en la rue de Marigny fue alojamiento del comandante en jefe de la Luftwaffe, la fuerza aérea del Reich. Terminada la guerra, el propietario volvió de su exilio londinense y encontró, no sin sorpresa, su residencia en buen estado y sus colecciones de arte no saqueadas. Interrogó al mayordomo, que había permanecido en sus funciones durante esos años difíciles, y éste le confirmó que los temporarios ocupantes se habían comportado muy correctamente. Una sola queja: recibían muy a menudo y era necesario, en esas ocasiones, permanecer de servicio hasta muy tarde. "¿Y quién asistía a esas reuniones?", preguntó, curioso, el Barón; la respuesta llegó inmediata, sin énfasis: "Sus invitados de siempre, señor".

27.3.05

Lavandera

Otro reportaje de Clarín, esta vez a Horacio Lavandera, joven pianista argentino que dará que hablar. (Es sobrino de una amiga de mi esposa, pero no lo conozco personalmente.)
En Cablevisión han dado, y seguramente repetirán, un par de conciertos suyos. Y el 12 de abril toca, creo, en el Auditorio de Belgrano.
No entiendo demasiado del tema, pero me gusta mucho la música "contemporánea", y Stockhausen, que es uno de los puntos fuertes de Horacio, me interesa de manera especial. Me parece que Horacio toca a Chopin como si fuera Stockhausen, y a Stockhausen como si fuera Chopin... Pero no sé si se entiende que esto es un elogio.
Él lo explica así, entre otras cosas sumamente inteligentes: "La música contemporánea representa el punto al que seguramente quisieron llegar Beethoven o Chopin con sus experiencias. En las obras de Stockhausen y en las de Boulez uno escucha también a los maestros de la polifonía, a Bach. Eso quiere decir que, aunque tal vez lejanamente, Bach tenía las ideas de estos nuevos compositores en su cabeza."
Por otra parte, suelo recordar una frase de Sartre: "Schoenberg está más lejos de los obreros de hoy, que Mozart de los campesinos de su tiempo."
Puede ser, puede ser. No es demostrable. Y, en todo caso, habría que ver por qué. Pero, por ejemplo, mucho cine actual (y comercial) utiliza los hallazgos musicales contemporáneos; y Piazzolla no existiría sin Bartok.
Bueno, es un tema para especialistas.
Pero recomiendo escuchar a Horacio.

Virilio

Muy buen reportaje en Ñ a Paul Virilio, pensador que sigo desde hace rato. (Estuve a punto de editar y/o traducir el único libro suyo aún no traducido al castellano, Logistique de la perception.)
No me había dado cuenta de que compartimos las iniciales. Bueno, será lo único.

25.3.05

Rosa

Muy impresionante la ópera Rosa, de Peter Greenaway, que están dando en Films & Arts (no sé si se repite este mes).

Macedonio/2

Chica extraviada que pregunta a un transeúnte: “¿No vio pasar a una señora que no iba con una chica como yo?” (Sublime chiste anónimo).

Los otros días iba caminando muy entretenido y me encuentro con el arroyo más raro del mundo: figúrese que la orilla de este lado la tenía del otro.

Siempre hay tiempo para llegar tarde; es lo más holgado que tenemos.

Yo quisiera a la noche verla de día.
Comer y luego no haber comido.
Huir y ser quien me corre.
En casa estar por el lado de afuera.

El matrimonio se va; ya no será necesario ni para divorciarse.

Engordó tanto que parecía querer ser otro más.

¡Buenos días, mundo!, siempre fenomeneando.

Pobrecito el cosmos, ¡me da una lástima!; se le cae todo. Habría que aconsejarle que cambie de mucamo.

El cliente cuya oreja ha sido rozada por la activa tijera se dirige al artista peluquero, inocente:
-Dígame, oficial, ¿cómo se usan ahora las orejas, cortas o largas?

No era que fuera feo, sino que la cara le quedaba mal a la fisonomía. Pero luego con barba, es decir sin cara, era bastante agraciado.

-Amigo, lo veo un poco triste.
-Sí, acabo de publicar un libro de versos y todos me lo han entendido.

Era tan estorboso que hasta a su ausencia la echaban a latigazos.

La Felicidad y la Soledad, si no nos las ven, no las tenemos.

Macedonio/1

"He fracasado como escritor -quisiera acordarme de algo en lo que no haya fracasado para mostrar que hay variedad en mis andanzas. Me parece que para conversar desde la esquina con un vigilante que tiene frío, a las dos de la mañana, farol más o menos y un tranvía quejándose al doblar de calle, me he señalado. Mi conversación (...) tiene, según me lo he oído decir a mí mismo, el atractivo de la oportunidad. Fuera de esto con los sacudones de la vida se me han caído de la memoria algunos otros éxitos recordables" (de Una novela que comienza).

Chivo/2

El miércoles 6 de abril se presenta el libro de Marcela Croce David Viñas, crítica de la razón polémica.
Tal cosa ocurrirá en la "sala del consejo", segundo piso de la Facultad de Filosofía y Letras, Puán 480. Hablarán Jorge Panesi y María Iribarren.
Yo todavía no lo leí, pero ya lo recomiendo.
(Espero que aquí se desmienta la boutade de Fogwill, que dice que de Puán no sale nada bueno desde que dejó de ser una fábrica de cigarrillos.)

Chivo/1

Recomiendo dos revistas:

- La Biblioteca, nueva época. Dirigida por Horacio González, el primer número está dedicado al "archivo". Hay notas excelentes y se consigue en muchas librerías de Buenos Aires a un precio nacional y popular: 10 pesitos.

- El Matadero, número 4. Publicación del Instituto de Literatura Argentina de la Facultad de Filosofía y Letras, dirigida por David Viñas y Marcela Croce. Este volumen está dedicado a literatura argentina contemporánea. (Se consigue en la librería de editorial Corregidor, Rodríguez Peña 452.)

24.3.05

Solicitada

(Está circulando esta solicitada. Se reciben adhesiones.)

Frente al conflicto provocado por un obispo argentino apelamos a lo más rescatable de la tradición liberal clásica de nuestro país: durante la primera presidencia de Roca, y por la mediación de Eduardo Wilde -el intelectual más lúcido de su ministerio-, se resolvió expulsar al obispo Mattera, nuncio del Vaticano en ese momento. Semejante medida fue fundamentada, legítimamente, por el gobierno nacional de entonces al considerar inaceptable la intromisión del nuncio en los asuntos interiores de la Argentina.
Recuperamos ese incidente en razón de las analogías que presenta con la situación planteada actualmente por otro obispo frente al gobierno nacional. Circunstancia en la que el nuncio ha terciado de manera improcedente.
El primer conflicto al que aludimos se produjo en la década de 1880; el segundo en el 2005. obvio: ha pasado más de un siglo. Pero lo que no resulta tan obvio es el sinuoso continuo, esencial, que subyace a ese par de inflexiones históricas.
Sobre todo si tenemos en cuenta, además, el apoyo explícito que un diario como La Nación le presta, hoy, a las actitudes infortunadas de esos dos eclesiásticos. No sólo a través de sus editoriales, sino mediante los sofismas de sus columnistas canónicos. Tan mustias como temerarias son las estratagemas de esos escribanos porque llegan, nada menos, que a insinuar "el malestar de las fuerzas armadas" frente a la política sostenida por el gobierno nacional en este conflicto inducido por esa pareja de clérigos.
Por todas estas razones (y por otras más en las que podríamos abundar), los abajo firmantes, personas pertenecientes a un amplio espectro ideológico, declaramos de manera puntual pero categórica que coincidimos con las razones enunciadas por el gobierno nacional ante la provocativa controversia suscitada por el obispo Baseotto.

Guillermo Korn
Américo Cristófalo
David Viñas
Horacio González
Gabriela García Cedro
Pablo Valle

Pasado

Hubo otros Cromagnones mientras bailábamos y tirábamos bengalas.

"El trágico accidente del Paseo de la Infanta, sin ningún culpable

En febrero de 1996, una nena murió aplastada por una estatua. Habían procesado al escultor, a la dueña de una galería de arte y a tres inspectores. El fiscal y la familia pedirán que se reabra el caso."

Nota.

23.3.05

Series

Para los que tengan el canal People + Arts, recomiendo fervientemente la serie Coupling, versión británica -y más guarra- de Friends (que a mí nunca me gustó mucho, lo reconozco).
Y, también, algo mucho más cruel: The Office. Espectacular, espectacular.

Yo aborté

por Liliana Chiernajowsky

"Lamentablemente no puedo referirme en esta breve nota al tema que motivó las declaraciones de Baseotto. El aborto es uno de esos temas que esperan la hora de un debate sincero en la sociedad, despojado de los condicionamientos y la hipocresía con los que habitualmente se lo aborda.Sólo diré que yo aborté. Que defiendo y lo he hecho siempre, el derecho de las personas, sobre todo de las mujeres, a decidir el momento y las circunstancias para dar vida a un hijo. Y que no me arrepiento de haber tomado esa decisión, que jamás es ligera o frívola para ninguna mujer. Lamento que para algunos esta afirmación me haría merecedora de la suerte corrida por mi hermano. En cambio, mi preocupación siempre tuvo que ver con el hecho de no haber podido hacer nada para evitar que la hija que sí quise tener, conociera las cadenas, las capuchas y los gritos de dolor de las mazmorras de la dictadura cuando, siendo muy pequeña, fue secuestrada por la Marina junto a su padre.
Como sabemos, ningún vicario castrense –conociendo como conocían– denunció o se solidarizó jamás con tantas mujeres que, asumiendo la maternidad en condiciones tan adversas, fueron torturadas o muertas con sus embarazos a cuestas y parieron sabiendo que luego serían asesinadas y despojadas de esas vidas que acababan de engendrar."

Nota completa.

21.3.05

Babel/3

El 11º de septiembre de 1939 la caballería polaca cargó contra varias divisiones de tanques nazis para cambiar el gesto de la derrota por los oropeles del sacrificio. Se sabe: todo sacrificio es inútil. Se intuye: los rituales son inevitables. Alonso Quijano, George Gordon Byron, Cyrano de Bergerac, Isidoro Tadeo Cruz, Jean-Paul Sartre conforman una piara azarosa entre los vindicadores del gesto cuando ya nada se espera. Este —dicen— es el peor momento de la industria editorial argentina. Surgiendo de esas aguas, Babel no es un gesto heroico. Ni la vindicación del delirio, ni una cortesía desesperada, ni la oposición a que se mate así a un valiente, Babel ni siquiera es el rechazo de un honor siempre perdido. Babel —dicen— es una revista de libros. En todo caso, en el mejor de los casos, un etéreo gesto baudeléreo contra el puerco spleen. En el principio, Babel era una cita: “Todo el mundo era de un mismo lenguaje e idénticas palabras. (...) Entonces dijeron: ‘Ea, vamos a edificarnos una ciudadela y una torre con la cúspide en los cielos, y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la faz de la tierra’” (Génesis, 11-1,4). En sus causas segundas, otra cita: “Lugar en que hay gran desorden y confusión, o en que hablan muchos sin entenderse” (Diccionario de la Real Academia Española). Ahora, Babel intenta seguir siendo una cita. Todos los meses, con todos los libros, todos los autores y todos los continentes del mundo de la lectura. De las caballerías queda poco más que literatura. De la literatura, que también —dicen— está desapareciendo, quedará seguramente el regusto de algún gesto. La seña del ciego abre para el truco un juego que sólo puede jugarse con ficciones. Sin cartas, entonces, pero con los ojos bien abiertos, ya Babel. Sabrán ustedes disculpar las imperfecciones y errores propios de un primer número; nosotros, por supuesto, no lo haremos. Nos quedan otras citas.

(Dorio y Caparrós, editorial del número 1, abril de 1988)

20.3.05

Doblajes

Es notable la calidad del doblaje de series, viejas (El superagente 86) o nuevas (Los Simpsons); un verdadero trabajo de adaptación y, a veces, hasta de recreación. En contraste, los subtitulados de las películas suelen ser bochornosos.
Me acota Silvia que esto puede deberse a que las series tienen continuidad, y esto quizás hace que haya equipos formados con cierta estabilidad, por un lado, y por otro, exige que den una calidad suficiente para que el público confíe y las siga.

"¿Hubo fraude en las últimas elecciones norteamericanas?",
por Christopher Hitchens

(Radar de hoy)

La fidelidad de (y a) Zulawski

Están dando en I-Sat La fidelité, de Andrei Zulawski. Tratar de no perdérsela, sobre todo si se conoce un poco al director. En realidad,. hay que ser bastante fanático de este muchacho (como yo) para disfrutarla, ya que no es de sus mejores delirios y dura 165 minutitos.
Aunque parezca extraño, hay algunas reminiscencias de la que (yo considero) es la obra maestra del polaco- francés: Possession, acá conocida como Una mujer poseída, esa versión dark y sci-fi de Detrás de un vidrio oscuro, de Bergman ("y el Dios que salió era una araña", etc); cosa que se "aclaraba", por si era necesario, en una película posterior, Los poseídos ("y la araña era Dios"). De hecho, es evidente que la bella Sophie Marceau es una Isabelle Adjani de los noventa, y la misma Adjani aparece en uno de los últimos fotogramas de este nuevo (2000) filme.
En realidad, queda claro que la relación más evidente es con la famosa Lo importante es amar, por lo zafado del melodrama. Pero insisto en que el personaje femenino central tiene mucho de aquella chica que paría un monstruo.
No encontré buenas críticas. Aquí, alguien que no entendió nada.

18.3.05

Dandy

“El único modo de aferrarse que encontró Mansilla fue la autobiografía, y como había fracasado en llevar su vida a un ápice de dominio unificador no pudo contar más que anécdotas; lamentablemente, las anécdotas se terminan pronto, de modo que para que no se hiciera el silencio tuvo que pasar de una a otra con la velocidad del frenesí. Se estableció un curioso círculo vicioso: para justificar el cambio de tema, hay que rebajar la importancia del tema que se abandona; pero el único tema de Mansilla era él mismo, y si llegaba a sugerir siquiera que su interés había disminuido lo suficiente como para ponerse a hablar de otra cosa, se abría un vacío, y el dandy se desarmaba en un torbellino de miedo. Condenado a no cambiar nunca de tema, debía cambiar todo el tiempo, como los teólogos que siempre están hablando de Dios pero no pueden decir más que la variedad desconcertante de sus manifestaciones” (Mansilla x Aira).

Muy bueno el blog Mal elemento.
Recomiendo detenerse unos buenos ratos a leer los comentarios, porque no tienen desperdicio.

17.3.05

"Ámame, y si soy nada,
seré una nada con tu belleza en ella refractada"

(Cardenal, "El Big Bang", en Canto cósmico)

El salario del miedo

"... entre varias rémoras que se remontan al fondo de nuestra historia, el gobierno nacional también paga, valga la expresión, religiosamente el sueldo de la Virgen de Luján nominada por el creador de la bandera como Generala del Ejército" (Mario Wainfeld, en Página/12 de hoy).

16.3.05

La decadencia de los grandes relatos

En un viejo cuento de Bradbury -creo que se llamaba "La carretera"-, la gente huía de las ciudades ante la inminencia de una catástrofe innominada pero terminal. En su huida (hacia las montañas o hacia quién sabe dónde), largas caravanas de autos eran contempladas por un campesino que trabajaba su tierra cerca de la carretera pero lejos de toda zona urbana.
Un auto se sale de la interminable fila y va a parar cerca del campesino. El conductor desciende para pedir por favor un poco de agua. Toma grandes sorbos, desesperado y diciendo, quizás más para sí mismo: "¡El fin del mundo, se viene el fin del mundo...!" Se va.
El campesino sigue trabajando, parsimoniosamente. Al rato, detiene un momento su labor para secarse el sudor de la frente y se pregunta: "¿A qué llamarán el mundo?"

"Los maridos norteamericanos besan a su esposa en público y le pegan en privado; los japoneses la besan en privado y le pegan en público" (del Bushido).

15.3.05

Siguen las firmas

Linkillo comenta acá el tema Piglia.

Fallo completo aquí.

Y, sí, es un poco fuerte.

Párrafos como éste son un poco impresionantes: "No por referir manifestaciones en cierto modo lastimeras dejan de ser ciertas las que realiza el actor en el sentido que el concurso literario es el único medio digno a fin de que, tal vez, el autor sea valorado en el medio cuando no cuenta con recursos propios para lograr la publicación de su obra, de manera que los concursos deben seguir manteniendo la pureza que los convierte en máquina de sueños donde se involucran cientos de esperanzas (ver fs. 42)."

Y este otro (por otras razones, menos poéticas): "No parece superfluo señalar la importante participación que en todo lo relativo al concurso correspondió a Guillermo Jorge Schavelzon, director general de la empresa editorial (resp. de fs. 464 a la posición 5a. del pliego de fs. 463), entre otros muchos elementos de juicio concordantes que revelan la calidad, además, de agente y editor que tenía este codemandado respecto de Piglia (fs. 462, respuesta a la posición 4a.) y de otros escritores integrantes del jurado."

Y Piglia ni menciona estotro: "... el actor resultó preseleccionado entre diez concursantes (testimonio de Alejandro Sapognikoff a fs. 494/499), luego del anómalo proceso en el que sin actuación previa del jurado, quedó ese número de novelas que "según los criterios de la editorial resultaban premiables" (ver la declaración de Ricardo Julio Sabanes, fs. 702/704, director editorial de la empresa demandada). Se trata entonces de un juicio de discrecional conveniencia y no de calidad de la obra."

Y éste es decididamente conmovedor: "En cuanto al reclamo de la reparación del daño moral, debe tenerse en cuenta que éste se produce "in re ipsa", más allá del estado de decepción a que se refiere el testigo Sapognikoff, lo cierto es que a los fines de la cuantificación deben apreciarse las circunstancias del hecho lesivo, pero con un importante límite: nadie puede indagar el espíritu de una persona tan profundamente como para poder afirmar con precisión la intensidad del dolor, de la angustia o de la decepción (Bustamante Alsina, J., "Teoría general de la responsabilidad civil", 9º edición actual., pág. 247)..."


"El shopping y la cooperativa",
por Silvia Tombesi

Plata derramada

(Tal como prometí, hago un comentario detallado del artículo-defensa de Piglia en Radar del domingo. Espero que nadie se ofenda, pero me pareció que merecía alguna discusión, por lo menos. No está en debate la altura literaria del sujeto, mucho menos el abismo entre él y quien escribe. Pero todos tenemos derecho de pensar, ¿o no?)

- “La rivalidad entre escritores y las sórdidas luchas por los premios literarios ya la narró Borges en 'El Aleph'. Lo increíble es que ahora esa historia se ha repetido en la realidad. En esta nueva versión, Carlos Argentino Daneri, el típico escritor arribista retratado por Borges, es quien ha perdido el concurso y como un maniático se ha dedicado a denunciar al que ganó y a denigrarlo.”

Si Gustavo Nielsen es Daneri, ¿Piglia pasa a ser Borges? También podría haber hecho una alusión a “La intrusa”, en la que los personajes se llaman Nilsen... En lo de “escritor arribista”, ya hay material para otro juicio. Nielsen no es Daneri, por supuesto, pero tampoco estuvo en juego su calidad literaria.


- “Que la Justicia haya perdido su tiempo en una ridícula rencilla literaria me parece un simpático signo de los tiempos que corren.”

No necesariamente una “rencilla literaria”, si se tratara de ello, implica que no haya un delito. Es reducir o desviar el verdadero foco de la situación. “Los tiempos que corren” es un desafortunado lugar común que revela, más que las falacias, hasta qué punto Piglia está afectado por esto (lo cual es totalmente entendible). Faltaba que gritara, como Fabio Alberti, “¿Qué nos pasa a los argentinos?”.


- “Sabemos desde Kafka que la clave de un proceso es que cualquier cosa que diga el acusado parece una justificación o una coartada.”

Otra referencia literaria (es de esperarse en Piglia); pero con ese criterio nadie podría defender sus derechos en la Justicia, acusando a otro. ¿Los acusados resultan ser todos inocentes? Puede ser, si “todo preso es político”. Pero, mientras tanto, confío en la Justicia para hacer mis contratos y cobrar mis derechos de autor. Y que K fuera inocente no prueba que Piglia también lo sea.


- “Por eso, cuando hace unos días el fallo del tribunal se hizo público, pensé que lo mejor era no decir nada, pero la dimensión que ha tomado el asunto me ha decidido a intervenir. Las líneas que siguen son un intento de esclarecer –en lo posible– la lógica que ha regido la misteriosa serie de hechos literarios que me ha llevado casi a la página policial de los diarios.”

El problema es que el fallo no se hizo público en su totalidad, entonces los retazos conocidos se pueden manipular a piacere. E insiste en que se trata de “hechos literarios”.


- “Como el personaje de Borges, el nuevo Carlos Argentino Daneri piensa que la justicia literaria sólo es justa si es él quien gana el concurso, porque cualquier otro resultado es prueba de una manipulación y de un fraude.”

Nadie puede saber lo que Nielsen “piensa” (esto también es injurioso). Y no se trató de eso el juicio. De hecho, si el primer premio fue fraudulento, la novela de Nielsen, como segunda finalista, tendría que haber ganado, como en cualquier torneo o ránking donde, por ejemplo, se descubre que el que va primero dio un dóping positivo. No siempre los partidos se “ganan en la cancha”, porque se pueden ganar mal y ser anulados.


- “Denunció entonces que, contra las posibilidades de todos los participantes y aparte de mis posibles méritos, de antemano se había decidido que yo iba a ser el ganador del concurso de novelas organizado por la editorial Planeta en 1997. Según esa insinuación, Augusto Roa Bastos, Mario Benedetti, Tomás Eloy Martínez y María Esther de Miguel –que formaron parte del jurado y premiaron mi novela por unanimidad– se habrían dejado manipular por la editorial. Pero como esa presunción es irracional, el jurado jamás aparece mencionado en la acusación y soy yo quien es acusado.”

La presunción no es irracional sino improbable. Y no menciona que había otro jurado, “representante” de la editorial. ¿Qué función cumplía? No hay que ser un detective de novela negra para deducirlo.


- “Su denuncia no sólo desató una ola de rumores y de sospechas sino que sirvió para llevarme a los tribunales y enredarme en un proceso que duró ocho años.”

El acusador no tiene la culpa de la lentitud de la Justicia, a él no le conviene; al contrario, quizás la tenga la defensa, que siempre es la más interesada en dilatar los tiempos procesales. Y en mantener silencio, lo cual alimenta rumores y sospechas.


- “Lo increíble es que la razón que Daneri usó para acusarme se fundó en la lectura delirante de una cláusula del concurso. Según las bases que el fallo cita, la novela 'debía ser inédita, sin haber cedido o prometido respecto de ella los derechos de edición y/o reproducción en cualquier forma con terceros'. Es obvio que el objeto de esa cláusula es proteger al editor de la posibilidad de que un escritor firme con anterioridad un contrato con una editora que no sea Planeta. La cláusula impide que el escritor que gane el concurso pueda publicar luego la novela con otro editor. Aunque parezca imposible, en la interpretación irracional de esa cláusula se fundamentó la denuncia. Daneri insinúa que mi novela Plata quemada estaba contratada porque yo había firmado años atrás un contrato con Planeta por la edición de toda mi obra. Pero mi novela Plata quemada no estaba contratada, no estaba contemplada ni incluida en ese contrato porque todavía no existía, y nunca se firmó un contrato previo al concurso por esa novela.”

Cualquiera que esté en el medio sabe que no hace falta firmar un contrato para que un libro esté comprometido para su publicación en una editorial. De hecho, los “rumores” no los empezó “Daneri”, sino que salieron de la misma editorial (y se reflejaron en una célebre nota de Claudia Acuña), en la que se estaba preparando la novela para editar, antes del final del concurso. (Se habló de pruebas de galera, incluso.)


- “De todos modos –como si esto fuera un relato policial–, vamos a considerar por un momento los hechos tal cual los presenta Daneri. 1. Si la novela ya hubiera estado contratada, eso no garantizaba que pudiera ganar el concurso, ya que esa decisión dependía del jurado.”

Esto sería una ingenuidad si no se tratara de Piglia, pero dejémoslo correr. O no. De hecho, Jorge Herralde (dueño de Anagrama) ha dicho repetidas veces que le sacaron autores (más precisamente, una autora) tentándolos con promesas de un premio grande; como la “promesa” se cumplió, es fácil rastrear de quién se trata.


- “2. Si la novela ya hubiera estado contratada por la editorial que organizaba el concurso, ese hecho no hubiera alterado ninguna de las bases del premio, ya que la cláusula impedía el contrato con terceros (como cita el mismo fallo), esto es, con otra editorial.”

¿Quién se vuelve leguleyo ahora? Además, si no me equivoco, se trataba de “otra editorial”, porque era Seix Barral. Aunque se trate del mismo “grupo”. A veces, publicar en una gran multinacional puede tener sus desventajas también.


- “La suposición de que Plata quemada ya estaba contratada generó un desdoblamiento que podríamos considerar típico de un cuento de fantasmas de Henry James. Sucede que en el razonamiento de Daneri yo aparezco presentando al concurso dos novelas distintas.”

Esto no es así, jamás se habló de dos novelas.


- “Permítanme hacer un poco de historia. Terminé de escribir la novela a fines de julio y la presenté el 20 de agosto, mucho tiempo antes de la terminación del plazo del concurso (el manuscrito recibió el número 111 sobre un total de 264 novelas presentadas). La envié con el pseudónimo de Roberto Luminari y con el título de Por amor al arte para proteger mi anonimato y el del libro. Las bases me permitían presentarme con mi nombre, y muchos escritores lo han hecho en ese y en otros concursos anteriores. Pero si usé un pseudónimo y la presenté con un título distinto fue porque pensé que podía no ganar el concurso.”

Epa. Como especialista en policial, Piglia debería saber que el criminal deja pistas falsas todo el tiempo. Precisamente, pudo usar un seudónimo para poder alegar eso mismo si había problemas. ¿O Planeta no tiene abogados?


- “No soy Daneri, no pienso que deba ganar cualquier concurso al que me presente. Como pensé que era posible que no ganara el concurso y que mi novela podía quedar entre los finalistas, preferí (como han hecho antes que yo muchos otros escritores) que mi nombre y el título de mi libro no aparecieran en las listas que se dan a conocer antes del fallo.”

Esto último me suena a lo único coherente (y humilde) de todo el texto.


- “Esta decisión fue presentada por Daneri como una prueba de mi culpabilidad.”

No importa tanto qué pruebas presente “Daneri”, sino cuál acepta la “Justicia”. Puede ser una prueba, puede ser un cúmulo de indicios que, juntos, refuercen una convicción. Sin el fallo completo, es difícil saberlo.


- “Cito del fallo: 'De todas maneras, [María Esther] De Miguel conoció la identidad del autor de Plata quemada por aparecer un personaje reiterado en las obras de Piglia (Emilio Renzi), circunstancia que comunicó a la editorial organizadora, mas las condiciones no se modificaron respecto a la preselección efectuada por lectores amigos o especializados'. No entiendo la sintaxis de ese párrafo, ni de qué soy acusado. Desde luego, esto sólo prueba que los jurados no sabían que había una novela mía en el concurso y la leyeron igual que a cualquier otra, y sólo lo supieron gracias al conocimiento literario de uno de ellos que le permitió identificar a mi personaje.”

- Evidentemente, esto es contradictorio. No importa tanto cómo se enteraron de que había una novela de Piglia en el concurso, lo que importa es que lo supieron, antes o después de leer la novela. (Lo que ya es una presión para ellos, por otra parte. Suele recordarse que una vez Graham Greene se presentó en secreto a un concurso llamado “Graham Greene” y, para oprobio del jurado, salió tercero.) Y cualquiera identifica a Emilio Renzi, lo que pasa es que De Miguel lo dijo en un reportaje, con su aire ingenuo; los demás se hicieron los giles.


- “Pero las confusiones kafkianas no terminan ahí. Me permito citar otro párrafo del fallo: 'También viene a cuento señalar que el codemandado Piglia admite que la novela que presentara al concurso Por amor al arte, bajo el pseudónimo de Roberto Luminari, corresponde al título que después fue cambiado, supuestamente con anterioridad a la edición, aunque para ser exacta esta aseveración, debió acreditarse la identidad del contenido entre la novela presentada y Plata Quemada, circunstancia que no ha tenido lugar en tanto no se ha acompañado el texto de la primera de estas obras a fines comparativos'. No entiendo. Parece que había dos novelas distintas. Parece que nadie comprobó que las dos novelas eran una sola. Parece que los escritores del jurado no se dieron cuenta de que habían premiado una novela y que después se había publicado otra distinta.Carlos Argentino Daneri ve fantasmas. Intenta insinuar que Plata quemada fue introducida a último momento en el concurso para sustituir a Por amor al arte y cree que eran dos novelas distintas. Es decir, sugiere que yo gané con una novela pero luego se publicó otra porque la editorial lo quería así.”

Esto no aparece en ningún lado, será porque el fallo no está citado completo o de verdad es muy barroco. Pero bien podría haber ocurrido y los jurados no tienen por qué darse cuenta de eso. Además, ¿qué es “una novela”, o “dos”, o “tres”? Puede haber varias versiones de una misma novela y, de hecho, es usual que haya correcciones (edición le dicen) después del fallo del jurado y antes de la publicación. ¿Qué tiene que ver?


- “Aunque no resuelva el enigma, sería bueno preguntarse cuáles son las razones por las cuales se produjeron estas oscuras y fantasmales sustituciones. La conclusión de Daneri implica el ejercicio simultáneo del resentimiento literario y del anacronismo deliberado. Dice (y cito del fallo) que la editorial se aseguraba así que mi novela 'le diera ganancias con las sucesivas ediciones, la realización de una película, etc.'”

Repito lo que sugería Herralde: muchos premios tiene ese fin, y uno puede elegir mirar para otro lado o discutir la legitimidad de esa práctica concreta de mercado. Pero no hacerse el gil.


- “No hace falta aclarar que en ese momento nadie sabía que tres años después se iba a filmar una película basada en el libro. ¿O Daneri cree que la filmación de una película es el resultado natural de un premio?”

Bueno, aunque no tenga nada que ver, también podríamos hablar de la horrible adaptación cinematográfica de un texto extraordinario. ¿El autor no tiene nada que ver? Puede ser.


- “Y además, ¿quién, salvo Daneri, puede asegurar que toda novela que gane el premio Planeta va a recibir sucesivas ediciones? Estas han sido las razones y los argumentos por los que he sido acusado y calumniado. Más allá de lo que yo pueda decir o explicar, el daño ya está hecho y es irreparable.”

Bueno, no es cuestión de lagrimear. Todos somos acusados y todos somos acusadores, en algún momento de nuestras vidas. Todos recurrimos a la Justicia cuando nos conviene. Quizás hubiera sido mejor encarar el tema de entrada con otros argumentos. Ni Piglia ni Planeta pueden reivindicar el papel de víctimas ante un simple particular como Nielsen (que no es Daneri, bueno es repetirlo). Cualquiera podría haber iniciado el mismo juicio si se sentía perjudicado. Yo mismo creo haber presentado una novela ese año, pero ni loco me habría animado a hacer la denuncia, justamente por miedo al infinito desprecio que emana de la “defensa” de Piglia (y porque jamás habría creído que la Justicia diera lugar a todo esto). Incluso podría haber sido más escandaloso el primer premio Clarín (el que ganó Pedro Mairal, hijo del abogado de Bioy, uno de los jurados); pero el principal perjudicado, en este caso, no hizo ningún juicio, porque sabía qué había pasado (gracias a los otros dos jurados), pero no podía probarlo (situación típica de novela policial, ¿no?). O prefirió “no sacar los pies del plato”, como sugiere Piglia que debió hacer Nielsen. ¿Un código de omertà? Dejo que me caguen, y alguna vez seré recompensado.


- “Los premios literarios han sido siempre objeto de controversia y de polémica. En un sentido, la literatura argentina empezó con el debate sobre un premio. En el Certamen Literario que se realizó en Montevideo en 1841 con motivo del aniversario de la revolución de mayo, una obra de Juan María Gutiérrez se impuso sobre un texto de José Mármol y esto desató de inmediato una gran controversia en la que varios escritores (entre ellos Alberdi) se opusieron al fallo y hubo debates y discusiones en los diarios. Desde entonces ha habido disidencias y discrepancias por los concursos. Los resultados siempre se pueden discutir, pero hay que ser muy arrogante para imaginar que se comete un delito si una obra nuestra no obtiene el éxito que esperamos. En la literatura argentina las diferencias literarias las han dilucidado siempre los escritores mismos. Todos esperamos que esa tradición persista. ¿O vamos a empezar a llamar a la policía cada vez que alguien no valore lo que escribimos?”

Piglia quiere generalizar lo que es un caso aislado que lo afectó a él, quien no tiene por qué quedar impune. Y reduce otra vez a “diferencias literarias” lo que pudo ser un delito, penal o civil. Repito que Nielsen nunca reivindicó la calidad literaria de su obra ni nada por el estilo; al contrario, siempre elogió Plata quemada (para peor, se llama parecido a su excelente libro de cuentos, Playa quemada, ¿no?). Pero no se trata de eso, y Piglia no lo quiere admitir. De hecho, desde este problema se deja claro en las bases de los premios que hay un jurado de preselección. ¿Por qué antes se daba por supuesto? ¿Éramos todos tan ingenuos de creer que los jurados pueden leer 400-600 novelas? Sí y no. De hecho, participar en un concurso no implica aceptar bases no especificadas, aunque sean de práctica. (Hasta me atrevo a decir que uno no aspira a ganarle a Piglia o a Caparrós, obviamente, sino a que el jurado lea la novela propia y quizás decida publicarla, sin que gane el primer premio...) Será una ingenuidad, estoy de acuerdo, pero en ese caso las víctimas son los ingenuos, no los ganadores de siempre (que sólo a veces son “grandes escritores”).

¿Hace falta aclarar que Piglia me parece uno de nuestros intelectuales más brillantes, y Plata quemada su obra maestra, destinada a ser un clásico, pese a su horrible versión cinematográfica? Pero su actitud fue y es decepcionante. Alguna vez propuso discutir, a propósito de esta controversia, la relación entre literatura y dinero, precisamente una de sus especialidades críticas; pero no lo hizo y ahora está pagando de golpe el precio de ese silencio.

Piglia rompe el silencio.

Entiendo que el hombre esté dolido, pero en este artículo (género monológico, por algo no dio un reportaje) incurre en varias falacias indignas de él. Espero analizarlo con mayor detenimiento más adelante.

"Los hermanos", relato de Rafael Bielsa.

14.3.05

Limosna

“Puede que des la limosna. Pero de dónde proviene sino de tus rapiñas crueles, del sufrimiento, de las lágrimas y los suspiros de otros. Si el pobre supiera de dónde viene tu óbolo, lo rehusaría porque tendría la impresión de comer el cuerpo de sus hermanos, de chupar la sangre del prójimo. Él te diría estas valientes palabras: No aplaques mi sed con las lágrimas de mis hermanos. No des al pobre el pan mojado por el llanto de mis compañeros de miseria. Devuelve a tu semejante lo que le has reclamado injustamente y te quedaré agradecido. ¿De qué te sirve consolar a un pobre si creas cien más?” (san Gregorio de Nisa, citado por Paulo Freire).

13.3.05

Pensamiento único

"Bergoglio cargó contra los 'gurúes de pensamiento único'" (nota en Clarín de hoy).
Genial. Parece que ahora la Iglesia es pluralista...
Esto me recuerda al chiste de Gerardo Romano cuando Carlitos Méndez anunció que iba a proponer la pena de muerte para los narcotraficantes: "¡Qué manera extraña de suicidarse!"

Marcas

“Los libros de Chandler pertenecen (...) a una era de productos estables, en la cual el sentimiento de energía creativa ya no se encarna en el producto: éstos simplemente están allí, en el fondo industrial permanente que ha llegado a parecerse a la naturaleza misma. Aquí, la tarea del autor consiste en hacer el inventario de estos objetos, en demostrar, gracias a la exhaustividad del catálogo, la eficacia de su manejo del mundo de las máquinas y los productos industriales; y es en ese sentido que funcionan las descripciones de muebles o de vestimentas femeninas en Chandler: como una nominación, una marca de experiencia y saber práctico. Y en los límites de esta clase de lenguaje, el nombre de las marcas mismas. (...) La percepción de los productos con los que está equipado el mundo que nos rodea precede y da forma a la percepción de las cosas-en-sí-mismas. En un principio, utilizamos los objetos, y sólo con el tiempo aprendemos a apartarnos de ellos para contemplarlos con desinterés, y es de esta manera que la naturaleza comercial de nuestro entorno influye y da forma a la producción de las imágenes literarias, marcándolas con un determinado carácter de época” (Fredric Jameson, “Sobre Raymond Chandler”, trad. de Carlos A. Gamerro, en Daniel Link (comp.), El juego de los cautos. La literatura policial: de Poe al caso Giubileo, Buenos Aires, La Marca, 1992).

Exteriorismo

"El exteriorismo es una palabra creada en Nicaragua para designar el tipo de poesía que nosotros preferimos. El exteriorismo no es un ismo ni una escuela literaria. Es tan antiguo como Homero y la poesía bíblica (en realidad es lo que ha constituido la gran poesía de todos los tiempos).
El exteriorismo es la poesía creada con las imágenes del mundo exterior, el mundo que vemos y palpamos, y que es, por lo general, el mundo específico de la poesía. El exteriorismo es la poesía objetiva: narrativa y anecdótica, hecha con los elementos de la vida real y con cosas concretas, con nombres propios y detalles precisos y datos exactos y cifras y hechos y dichos. En fin, es la poesía impura. Poesía que para algunos está más cerca de la prosa que de la poesía, y equivocadamente la han llamado 'prosaísta', debido a que su temática es tan amplia como la de la prosa (y debido también a que por decadencia de la poesía en los últimos siglos la épica se escribía en prosa y no en verso).
Exteriorismo es cuando el poeta nos habla de un tractor Caterpillar D4; o de la caoba llevada por el lago y el río con un remolcador llamado Fálcon; o de un viejo motor de aeroplano encontrado por los campesinos en las montañas de las Segovias y que una vez el guerrillero había derribado…" (Ernesto Cardenal, Presentación a su antología Poesía nueva de Nicaragua, Buenos Aires, Carlos Lohlé, 1974).

11.3.05

Por favor, ¿podrían los psicólogos a la Bucay dejar de usar las expresiones "un mimo", "contener", "gratificarse", "correrse de"?
Gracias.

No perderse la novela de Arrizabalaga, en el blog La Baliverna.

"¡Los amigos no deberían escribir libros!" (Miguel Sanches Neto, crítico literario brasileño).

Debates

Hace poco, en un programa de esos con imágenes de archivo, que hoy por hoy abundan (y reditúan), recordaban el famoso debate Caputo-Saadi por la cuestión del Beagle.
Se me ocurrió de pronto que era un buen comienzo, muy simbólico, de la democracia posmoderna que entonces se iniciaba, con el consabido predominio de la “imagen” por sobre cualquier otra consideración.
Porque, si bien está claro que el viejo Saadi daba vergüenza ajena, en definitiva, ¿quién tenía “razón”? ¿Cuál fue el resultado de ese plebiscito? Algo así: hicimos un acuerdo muy civilizado para entregar parte de nuestro territorio o, en otras palabras, le dimos servido un gigantesco triunfo a la sanguinaria dictadura del Chacal Pinocho.
Eso sí, Caputo quedó como un noble francés, exhibiendo la serenidad del gestionador exitoso de políticas ajenas y prodigando sus simpáticos galicismos.

10.3.05

Comentarios/Comments

Hoy sólo se ven los Comments de HaloScan para los últimos posts. Si voy a los Archivos, no hay nada de nada. Malagera la Madonna (sic)! Así que estoy guardando todo lo que puedo, para deshacerme definitivamente de estos muchachos. Aunque los Comentarios de Blogger son lentísimos y aún no merecen toda mi confianza.
Por otra parte, la gente de El Interpretador me ha solicitado publicar en el próximo número de su revista on line el debate que se generó a raíz de mi cita de Panesi sobre Sarlo (que precisamente sale de esa revista: circularidad de la crítica, ¿no?).
Veremos qué pasa.

Gato yin yang


9.3.05

"Robo al country: investigan si hay una guerra de agencias de seguridad"

(Ver nota.)

Las paredes detrás de las que uno se esconde nunca pueden ser lo suficientemente altas.

8.3.05

Bueno, parece que logré hacer coexistir los viejos Comments de HaloScan (con su enigmático Trackback que nunca aprendí a usar) y los nuevos comentarios de Blogger (ya dije que éstos tienen la ventaja de que te los mandan como emails). No queda muy estético, pero sí bastante funcional.

Otro si digo: ¡la publicidad de aquí al lado me ha devengado 5 centavos de dólar! Como se supone que mandan el cheque después de los 100 dólares, aquí me ando, esperanzado de que en cualquier momento me libero de mis cuatro trabajos... ¿O me estarán engañando como a mucama turca (en Alemania)?

Ingenio popular

Hablando de Sandino (estoy leyendo El pequeño ejército loco, de Gregorio Selser). Durante la resistencia a la ocupación yanqui, a fines de la década de 1920, en Nicaragua, fue la primera vez que la Gran Democracia del Norte usó aviones bombarderos, por lo menos después de la Primera Guerra Mundial. Por supuesto, hacían estragos entre los guerrilleros y la población civil, como de costumbre. Pero también los sandinistas solían reciclar los restos de los aviones que derribaban de vez en cuando y con eso hacían nuevas armas.
Algo parecido pasó en Vietnam, según se sabe. Una de cada mil bombas (por decir un número) caía a tierra sin explotar; entonces, los vietnamitas aprovechaban el explosivo y, con latas de gaseosas abandonadas por el ejército invasor, hacían cientos de trampas cazabobos que estallaban al ser pisadas.

Bandidos

Se sabe que, durante la Revolución Mexicana, y en el marco de la guerra entre las petroleras norteamericanas y las inglesas, los yanquis apoyaban siempre a algún jefe rebelde; vale decir, a Madero contra Porfirio, a Huerta contra Madero, a Carranza contra Huerta, etc.
Pero hay algo más pintoresco aún. Hubo momentos en que llegaron a apoyar a Pancho Villa, por lo menos para que hiciera quilombo. Claro, en general lo llamaban "el bandido Pancho Villa"; pero también se dieron cuenta de que, para exigir grandes indemnizaciones al Estado mexicano, por las supuestas tropelías de los villistas, debían reconocerlo como algo más que un bandido independiente (por el cual ningún gobierno se iba a hacer responsable). Entonces volvían a llamarlo "el general Pancho Villa". (Algo parecido pasó con Sandino en Nicaragua.)

¿Día de la Mujer...

... o día del pollerudo?

Lamentable reportaje a cuatro celebridades, en el que las mujeres resultan ser mejores, más fuertes, más de todo.
¡Lo que hacemos los hombres para levantarnos minas!

7.3.05

Evo

El gran problema que tenemos es el de la documentación, el de la identificación. Recuerdo un caso familiar, en el carnet de identidad de mi padre decía la fecha de su nacimiento. Entonces yo me estaba preparando para festejar su cumpleaños. Pero él me decía que no sabía si ese día era el de su cumpleaños. Yo no entendía. Entonces él me decía que no sabía, al igual que mis abuelos, en qué día había nacido. “Inventé esa fecha para tener el carnet de identidad”, me explicó. Hay familias que no saben la fecha de nacimiento, no tienen certificado de nacimiento, por lo tanto cuando llegan las elecciones no pueden votar. En la campaña, hay compañeros que me dicen: “Compañero Evo, yo sólo sirvo para levantar la mano, pero no sirvo para votar”. Imagínese. A los partidos de la derecha no les interesa documentar, porque si documentan a los pobres, eso será un voto en contra de los partidos de la derecha.
(...)
–¿Usted también trabajaba en el campo?–Claro, trabajaba como arriero, caminaba kilómetros para llevar un rebaño de llamas de un lugar a otro. A veces iba por el camino con las llamitas y pasaba el ómnibus. Los pasajeros comían naranjas y arrojaban las cáscaras por las ventanillas. Y allí iba yo, comiendo las cáscaras de naranja que recogía. Soñaba con viajar alguna vez en el ómnibus comiendo naranjas. Me parece mentira que ahora a veces hago ese trayecto en avión.

(reportaje de Luis Bruchstein a Evo Morales)

Globalización

El programa de la cadena CBS “60 Minutes” acaba de mostrar un avión que usa la CIA para llevar secretamente prisioneros de un país a otro, de modo que sean torturados. El programa filmó un 737 en el aeropuerto de Glasgow y explicó que ya hizo 600 viajes a 40 países llevando prisioneros en secreto. Los más visitados fueron Jordania (30 veces), Afganistán (19), Marruecos (17) e Irak (16), pero también hubo escalas en Guantánamo, Libia y Egipto. Según un sobreviviente, el alemán Khalid El-Masri, el mecanismo es arrestar sospechosos en un país y llevarlos a otros “donde no hay ley” y se los puede torturar.

(pirulo de tapa de Página/12 de hoy)

5.3.05

... es marcadamente una excepción (o una confirmación a la regla, según se mire) que una de nuestras más talentosas críticas, Beatriz Sarlo, escriba hoy desde la miscelánea revista Viva que acompaña los domingos al diario Clarín. Es posible que los corrillos prejuiciosos del oficio crítico murmuren acerca de este pasaje un tanto irreverente, casi escandaloso para esos mismos prejuicios que confirmarían el reparto preestablecido de las tareas (el experto en la universidad, el periodista en el suplemento Viva). Las preguntas que esta excepción suscita, sin embargo, pertenecen al orden del lenguaje y las posiciones en relación con el lenguaje. Si Sarlo escribe allí, ¿se la leerá como profesora que abandona su discurso académico para hacerse inteligible, pues la separación cultural postula que no puede haber un lenguaje común? ¿Se la leerá como “crítica cultural” y, por lo tanto, como continuadora del lenguaje analítico y literario que empleó en Escenas de la vida posmoderna? ¿Son estas unas escenas de la vida cotidiana, unas remozadas aguafuertes compuestas por una experta que las dotará de un significado para revelarlas con nueva luz a los propios actores o espectadores de las escenas, los lectores de Viva? Mucho me temo que estas preguntas no sean las que a Sarlo le interesen, ni que sean interesantes. Habría que preguntar, en cambio, por la eficacia de la excepción, entendiendo por “eficacia” el impacto que el lenguaje de la crítica literaria pueda tener como fuerza dislocadora, desacomodadora de los prejuicios o los juicios del sentido común que poseen los lectores de Viva. Quizá le esté pidiendo a Sarlo, o a la crítica literaria, demasiado: que sea capaz de introducir un subrepticio ruido, una disonancia imperceptible pero activa en los discursos apabullantes de la trivialidad. Pero admitiendo mi parti pris respecto de la crítica, ¿son estas las intenciones de Sarlo? ¿O poco importan las intenciones, si fuera cierto que el lenguaje y el dispositivo del medio siempre logran capturar el lenguaje y la óptica de cualquier discurso anómalo que contienen? Salvo que Sarlo (presentada como “escritora y ensayista”), o su “opinión” (puesto que su “opinión” es lo que nos promete el índice) concuerde con el modo de pensar de la revista.
No soy competente (ni tengo espacio) para desentrañar la ideología del discurso periodístico de Viva. Pero sí intuyo una operación de acomodamiento del lenguaje y la perspectiva de Sarlo al sentido común. Y no precisamente para perturbarlo, sino para corroborarlo. Una escena parece decir: “Los pobres están allí, piden medialunas en la panadería, apenas se comunican entre sí, y yo no puedo ni tendría sentido que les preguntara nada, salvo darles o no darles limosna”. En palabras de Sarlo: “La fealdad es pintoresca sólo cuando es lejana y se la visita muy de vez en cuando”. En otra escena, a propósito de músicos callejeros, asistimos a sus preferencias por el jazz “moderno” y las variaciones contemporáneas del viejo tango, a su juicio portadores de mayor placer estético que el chorreo estrepitoso de las cumbias. La existencia de estos músicos “vanguardistas” o aggiornados la hacen respirar aliviada (como también a los lectores), como si dijese: “no todo está perdido todavía en materia de gusto musical”. O para decirlo con las mismas palabras suyas: “No es sólo un lugar común decir que la Argentina se ha vuelto más latinoamericana”. Observemos: sólo se niega el lugar común para reafirmarlo.
Hay una jerarquía de los valores estéticos —parece decir Sarlo—, en consonancia con lo que afirmó apelando a otro lenguaje en Punto de Vista 48, en un trabajo llamado “El relativismo absoluto o cómo el mercado y la sociología reflexionan sobre estética”. Esta jerarquización merece la crítica de quien ha sido nuestro punto de partida, Jean Franco: “La defensa que hace Sarlo del valor estético no puede ser liberada tan fácilmente, como ella quisiera, de la cultura exclusivista y elitista del modernismo”(17). Quizá este elitismo solapado que le descubre Jean Franco no esté tan lejos de las aspiraciones jerárquicas de orden que podrían rastrearse en las trivialidades de Viva, o en su ideología de clase media acorralada.

(Jorge Panesi, en El interpretador.)

4.3.05

¡Oído!

"Unas palabras —más de cuatro—, mi estimado y paciente colaborador, sobre su función respecto a mis artículos. En los que, ya impresos, suelen aparecer erratas que si son leves, como una de hoy en que aparece resuelve donde escribí revuelve, otras obedecen, me figuro, a no tener a la vista, al corregir las capillas, mis originales y observar ciertas peculiaridades, algunas heterográficas, de este mi dialecto personal que el otro día me dijo Menéndez Pidal que es un super-castellano. Así, un día cuando yo escribí engeño, anadiendo que es voz desaparecida, me pusieron ingenio, que es la actual; otra vez pusieron desesperado donde yo decía desperado; en mi artículo sobre el mozo de la pedrada se me corrigió el melencónico —que es la forma corriente en el campo salmantino— por el oficial melancólico. Y etc.
Le ruego, pues, que tenga a la vista mis originales, ya que es naturalísimo e inevitable que el tipógrafo se deje llevar de lo corriente y lea lo que está habituado a leer. Y no pretendo que se me respeten ciertas peculiaridades heterográficas como escojer, cojer, recojer, lijero, etc. (como acentúo telégrama, y así lo pronuncio).
Y a este caso, le contaré lo que una vez me ocurrió al enviarme segundas pruebas de un libro. En el que yo suprimía ¡claro está! todas esas letras absurdas como las p, b y s de septiembre, obscuro, inconsciencia, suscriptor, etc. Había tachado una p de septiembre, y en segundas pruebas me la vuelven a colar con un marginal '¡ojo!'. Volví a tacharla, y el '¡ojo!', y en vez de éste, puse: '¡oído!'
Y basta de tiquismiquis gramaticaleros. Procuro escribir con estas patitas de mosca lo más claro posible —aborrezco la mecanografía tanto como la telefonía— y espero que me tolerarán mis dialectismos individuales y hasta mis peculiaridades heterográficas.

(Miguel de Unamuno, a su corrector del diario El Sol; citado por Martínez de Sousa en el Diccionario de tipografía y del libro, y por mí en Cómo corregir sin ofender.)

Entre nosotros se suele contar como un hecho histórico que, cuando Ota Dokan, el gran constructor del castillo de Tokio, murió atravesado por una lanza, su asesino, que sabía que a su víctima le gustaba la poesía, acompañó su arremetida con estos versos pareados:
“¡Ah! ¡Cómo en momentos como estos
envidia nuestro corazón la luz de la vida!”
A esto, el héroe que agonizaba, pero que no había perdido nada de su ingenio a pesar de la herida mortal recibida en su costado, añadió estos versos:
“Si no fuera que, en horas de paz,
ha aprendido a considerar la vida con ligereza.”

Hay actitudes deportivas en las naturalezas valientes. Cosas que son serias para las personas comunes pueden ser un juego para los valientes. Por eso en las guerras pasadas no era raro que quienes contendían intercambiaran sucesivas réplicas o comenzaran con un juego de preguntas y respuestas retóricas. El combate no era sólo una cuestión de fuerza, sino también un enfrentamiento del intelecto.
Ésta fue la característica de la batalla que se desarrolló a orillas del río Koromo, a fines del siglo XI. El ejército oriental fue derrotado; su jefe, Sadato, escapó. Cuando el general que lo perseguía estuvo a punto de alcanzarlo, gritó: “Para un guerrero es deshonroso dar la espalda al enemigo.”
Sadato detuvo su caballo, y el vencedor improvisó y le gritó estos versos:
“La textura de la tela está hecha jirones.”
Cuando estas palabras salieron de su boca, el guerrero derrotado, sin perturbarse, completó el pareado:
“Dado que el tiempo ha gastado los hilos con el uso.”
Yoshiie, que todo ese tiempo había sostenido tensado el arco, lo aflojó y se marchó, dejando a su víctima en libertad. Al preguntársele por qué actuó de ese modo extraño, replicó que no podía hacer pasar vergüenza a un hombre que había mantenido tal espíritu mientras su enemigo lo perseguía a tan corta distancia.

(del Bushido, Buenos Aires-México, Saga Ediciones, en prensa)

Yahoo!'s ways are mysterious.

(tomado de un mensaje a la lista para traductores Translist)

2.3.05

"Mi percepción nunca volvió a ser la misma una vez que pude vislumbrar la verdadera opinión del pensamiento acerca de los pensamientos que tenemos acerca de las cosas" (Pola Oloixàrac, "Acerca de la Comunidad de Hipotálamos y el Código Morse", en Antología del cuento fantástico contemporáneo, Buenos Aires, La Página, 2005).

Le peronisme c'est moi

Reportaje de antología al viejo Juárez, de Santiago del Estero. (Leer en voz alta y ronca, imitando a Marlon Brando en El Padrino.)

"—¿Usted es inocente de todo?
—Absolutamente.
—Pero algunas de las causas decían lo contrario, como cuando lo acusaron por el incendio a la casa de "Pepe" Figueroa.
—¡Pero es una barbaridad! ¡Eso es una fantasía! A mí me quemaron la casa, y conozco lo que es eso. Fueron los zurdos. Y perdone si estoy hablando con alguien de esa ideología, no todos los zurdos son malos como no todos los católicos son buenos. La Justicia dictó la falta de mérito.
—¿Y las violaciones de derechos humanos, como la desaparición del concejal Abdala en 1974?
—Esa es otra barbaridad. ¿Usted sabe quién hizo la primera ley del país en defensa de los derechos humanos?. Yo (se refiere a la creación de una Conadep santiagueña en 1983, apenas asumido como gobernador).
—Entonces, ¿las causas en su contra fueron una cuestión política?
—Siempre ha habido, pues. En el fondo siempre fue así. Hay otra cuestión de fondo, de la que no quisiera hablar... Si yo saco mi billetera, desparecen las persecuciones. Y usted sabe que es así. Pero no hablemos de esas cosas bajas, estoy cansado, agobiado, abrumado de todas esas cosas tan sórdidas. Nunca estuvo la política tan sórdida como ahora.
—¿Qué le pasó al peronismo para perder esta elección, entonces?
—Es que el peronismo soy yo, eso es lo que le pasó. ¿Por qué cree que me metieron preso? ¿Qué les hice yo? El peronismo soy yo. Y lo digo sin vanidad. Yo era colaborador inmediato de Perón.
—¿Qué piensa de Figueroa?
—No quiero hablar mal de otro peronista. No quiero hablar de esa persona que me dice usted. Cómo podían elegir a este hombre, si acá todos conocen la historia de Pepe. Te acuerdas esa financiera que creó acá, para dar dinero, a cuántos dejó en la calle. Y después, el Banco Iguazú, el banco platense, y allá en el sur..."