Dedicado a la literatura, la edición, el cine, la música y otros fracasos.
9.10.04
Dos momentos atroces. El momento en que uno empieza a reconocer en sí mismo el deseo de que un ser querido, agonizante, muera. El momento en que uno empieza a reconocer en sí mismo el alivio de que, por fin, ha muerto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario