Creo que en alguna de sus brillantes columnas de Viva, Beatriz Sarlo ha escrito algo sobre lo extraño de leer libros subrayados por otros, o por uno mismo en otra época. Una vuelta de tuerca: borrar subrayados en libros propios, para venderlos. ¿Es como borrar ideas que uno ha tenido? En todo caso, un ejercicio duro pero saludable.
Yo compré un día un ejemplar de un libro en que el inimaginable propietario anterior había encerrado en un círculo de lápiz cada coma, anotado debajo la cantidad de comas por página. En la última página, figuraba la cantidad total de comas del libro. Quizás puedas vos, como corrector, encontrarle un sentido a ese legado que impedía absolutamente la lectura y hasta hoy no ha provocado ninguna hipótesis convincente.
ResponderBorrarNotas marginales a: El pudor del pornógrafo, Alan Pauls
ResponderBorrar- voyeurismo
- vínculo óptico
- ubicado en un presente de escritura evoca un pasado
- primera persona
- relato erótico
- palabras
- tercera persona
- profesión: obstáculo para el encuentro
- espera del enamorado: agonía
- paranoia del enamorado. Paranoia: rasgo femenino
- vampirismo
- mensajero: incluir a un tercero
- él no puede leer correctamente los signos (como todo enamorado)
... por suerte abandoné el lápiz a la hora de leer, vicio adquirido que tardé años en abandonar (o al menos controlar)
Gracias Sarlo por sus magníficas clases... pero ahora soy más feliz.
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Yo, sin lápiz, tengo un panic attack.
ResponderBorrarPablo,
ResponderBorrarlogré restringirlo a los ensayos y al material de estudio.
Eso sí, si encuentro una errata en una novela, doblo la puntita de la hoja para marcarlo al llegar a casa como el oficio indica.
una aclaración que bien podría ser mi epitafio: los anónimos no somos el mismo. L
ResponderBorrarAhh. Creo que el la nota de Ñ sobre la blogosfera alguien largó la boutade de que el usuario anónimo es el mejor escritor argentino. O algo así. O que los comments remplazan a la charla de café de los setenta.
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