El hombre dijo que a veces parece que ya todo está hecho y dicho en la propia vida, y a veces no. Y que eso no depende necesariamente de la edad. Ni, por supuesto, de que sea cierto o no.
—Para mí —respondí—, eso varía según la hora del día. No, miento, según la luz de cada hora del día.
—¿Y la noche?
Asentí.
—A la noche todo parece posible.
In fondo sei dolce Pablo, dolceamarodolce.
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