Llamo a abolir las llamadas "Fiestas".
Ta' bien, no para todos. Algunos dicen que algunos que las disfrutan.
La idea sería, entonces, muy simple: crear un universo paralelo en el que algunos festejen y otros no.
Universos que no se toquen, por supuesto.
Para que la tristeza de unos no contagie la alegría de otros (con la alegría no hay peligro, porque no contagia ni en pedo, literalmente ya que estamos).
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