(las transcribo con mínimos agregados, más que nada para entenderlas yo mismo)
- Las islas, de Carlos Gamerro
Pi (película): por el personaje del nerd/hacker.
La conjura de los necios (novela de John Kennedy Toole): por el desfile (quizás excesivo) de personajes bizarros.
Mr. Arkadin (novela y filme de Orson Welles): el “detective” es contratado para encontrar los testigos que su contratante irá matando a medida que aquél los encuentre.
¿Novela de “mi” generación? Repetido hasta el cansancio. (Mi generación ya fue.)
Pero, si Los Pichiciegos es la novela que yo hubiera querido escribir, Las Islas es la que yo hubiera debido escribir.
Una referencia muy específica, menos generacional que grupal: Florentino Ameghino y el Homo argentinus. Allá por el principio del menemismo, cuando muchos veían (veíamos) lo que se venía, yo integraba un grupo de estudios, medio fantasmal, el CELBA (Club de Estudiantes de Letras de Buenos Aires), que se reunía en el sótano de la librería Prometeo. Había allí tipos notables (me excluyo, por supuesto): Carlos Gamerro, sí; Horacio Legras, gran amigo, que ahora está en Estados Unidos; Dardo Scavino, que está en Francia y ha escrito libros extraordinarios; Oscar Blanco; el popularísimo “Colorado” Rubén Mira, que escribe la tira La Nelly en la contratapa de Clarín. Etc. Precisamente, Rubén un día presentó un libro “de ejemplar único” en los fondos de Liberarte, con vino patero y sánguches de mortadela; mezcla del viejo happening con la "nueva" instalación. Lo presentaron (con solemnidad paródica) Horacio Legras y Charly Gamerro. En sus discursos, pusieron de relieve tres personajes que, según ellos, representaban la quintaesencia cultural del incipiente menemato. Uno se me escapa. El segundo era el Cartonero Báez, “el hombre que vio el portasenos”; es decir, el sujeto “hablado” por los medios de comunicación. El tercero era, justamente, Florentino Ameghino, el que propuso muy suelto de cuerpo que la especie humana había nacido en Argentina...
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