Breve comentario sobre Roberto Calasso, El loco impuro, trad. de Italo Manzi, Buenos Aires, Marymar, Biblioteca de Ciencias del Hombre, 1977, 128 pp. (Original: L’impuro folle, Milán, Adelphi, 1974.)
A las Memorias de un enfermo nervioso, se superpone el texto del Padre Freud sobre el autor del primero, el original Presidente Schreber, que lo ayuda (involuntariamente) a esbozar su vacilante teoría sobre la relación entre paranoia y homosexualidad.
Y a ambos se superpone otro texto, delirante como el primero, riguroso como el segundo: esta inusual novela de Roberto Calasso.
Schreber cree que su “devenir-mujer” alumbrará una nueva humanidad, con brillos hitlerianos; su destino final, la inmortalidad, parece más modesto, llega mucho más lejos que las teorías freudianas, tan dependientes de su época y de sus propias vacilaciones sexuales...
Un resumen borgesiano, en la página 68:
“Poco a poco, en sus largas reflexiones, durante las torturas minuciosas, las noches inmóviles, la desconfiada observación de los vecinos, las inagotables sustituciones de órganos en su cuerpo, los extenuantes milagros, el presidente Schreber comenzó a reconstruir de qué manera se había desarrollado toda la historia, a presagiar qué cosas le estaban reservadas aún.
Para entenderlo, era necesario ante todo transformar lo que en el tiempo había ocurrido en sucesión lineal, desde la época de Federico II hasta esos días, en un gran tapiz plegado y desplegado por una sola mirada: y también los temas de todos esos eventos estaban entretejidos en ese tapiz uno dentro del otro, y algunos se correspondían cada vez en otro mundo de cada lado del círculo de fuego.”
Se intercalan antiguos grabados e ilustraciones que hacen del libro un collage hipermoderno, deleuziano, derridiano, etc.
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