2.3.06

Un idioma común

Estando en España, a Sarmiento le objetaron su propuesta de reforma ortográfica. Él contestó así: “Este no es un grave inconveniente; como allá no leemos libros españoles; como Vds. no tienen autores, ni escritores, ni sabios, ni economistas, ni políticos, ni historiadores, ni cosa que lo valga; como Vds. aquí y nosotros allá traducimos, nos es absolutamente indiferente que Vds. escriban de un modo lo traducido y nosotros de otro”.

1 comentario:

  1. Y afirmaba un poco en broma y un poco en serio que en esos días la reina Isabel, una corona semianalfabeta, era la principal autoridad de la Real Academia, autoridad que ejercía a través de un secretario llamado Borrego, que "como filólogo, merece el hombre que luce".

    ResponderBorrar