El acoso telefónico de esa infinidad de empresas que ofrecen tarjetas de crédito (a la postre imposibles), descuentos en llamadas de larga distancia (inexistentes), servicios de ambulancias (que nunca llegarían a tiempo), etc., etc., tiene una ventaja paradójica: entrenan en decir NO a los que, como yo, por una niñez sobreadaptada o por mera debilidad de carácter, les cuesta horrores.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario