Ninguna novedad: la comida rápida es un sucedáneo de comida, un signo degradado, una metáfora vacua (como a eces lo es la comida vegetariana: hamburguesa de soja, por ejemplo). Pienso en los "patios de comida" de los shoppings, con decenas de puestos especializados y sus hermosas fotos de los menúes, que jamás, por principio, coinciden con la realidad del insípido plato que uno finalmente ingiere, más o menos decepcionado, más o menos resignado (algo así como haber votado a la Alianza). Sería más sincero si entregaran unas píldoras que uno degustaría (es un decir) mientras mira las fotos. Pornografía culinaria. El gourmet.com para el vulgo. ¿Será así algún día?
¡Claro! Pero ahora es decepcionante, no sé qué es peor.
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