22.2.06

Viñas sobre Oppenheimer.
Y repito con el Maestro: ¿De qué se sonríe este señor?

10 comentarios:

  1. No es sonrisa, es la mueca de la impostura y la palabra falsa.
    Respetos para David, que no ceja de alfiletear la placidez de las miserias en el pensamiento.

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  2. Anónimo10:05 p.m.

    humildemente, qué es aticismo? y si el alfileteo produce cosquilla o herida mortal no puedo siquiera imaginarlo, porque no entiendo demasiado. para quién habla el maestro? es tan complejo el concepto como para que la expresión, digamos, resulte tan indiscernible? o digamos el maestro -desde el punto de vista ético, político, desde su pura inteligencia- es bastante menos maestro en términos estrictamente comunicacionales? para decirlo humildemente: ¿quién quiere escribir con tantas rimbombancias y bombásticas ampulosidades y alusiones crípticas en tono de sermón que habla para fieles a los que sólo se supone mudos? ´no hay duda que es el más indicado para tener discípulos, pero más que repetir con el maestro, deberían explicarlo, no? Acuérdense de la prosa de Walsh, de John Berger, de Gramsci, de Hanna Arendt. Al lado de todos ellos suena un poco, con perdón, pretencioso.

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  3. Anónimo12:16 a.m.

    Qué se yo... Podría decir tantas cosas... ¿Por qué da la sensación de que a Viñas le sobran palabras? Un regodeo sutil con la palabra que lo engalana a él, ante los que ya lo admiraban.
    Nuevamente, como en otra nota periodística de hace unos meses, Viñas elige confrontarse un parlanchín mediático para desde una negatividad a esa impresentabilidad defender a Cuba y a Venezuela. Cuba y Venezuela no se discuten, se discute lo más berreta de EEUU para defenderlas. Oppenheimer no es el único con "esclarecidas propuestas".
    Si Oppenheimer no ayuda a pensar con su discurso mediático (¡claro que no lo hace!), viñas con éste tipo de aportes, tampoco.

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  4. Perdón, el anterior mensaje lo envié yo.

    Saludos

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  5. Creo que algún lado ya mencioné una polémica parecida que hubo alrededor del "estilo" de Viñas en el fenecido diario Sur. Lástima que no la haya guardado (ni siquiera pude conservar, entre tantas mudanzas, el número cero que él me regaló en ese lejano 1989). Recuerdo que entonces Horacio González salió en defensa de Viñas. Pero a éste lo sorprendería (amargamente) que lo tildaran de oscuro, cuando toda su vida trató de sacar la crítica literaria de la Academia a la calle, de hablar de "cosas concretas", etc.

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  6. Vana intención, de todas maneras, porque, cuando no se quiere entender, no se entiende ni lo más diáfano.

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  7. Paul,

    Viñas se entiende con sólo sentirlo respirar. Si algún problema de comunicación tiene es que le sobran palabras.

    Saludos

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  8. Anónimo10:28 p.m.

    Yo no entiendo un pomo, será que soy medio bestia. Lo que tengo claro es que "el maestro" se adora, y por aquí hay alguno que también lo hace. Que lo haga él, víctima del "narcisismo leninista", vaya y pase, pero los demás, háganme el favor. Llamarlo "maestro", sugiriendo intimidad, afecto y respeto mutuo es una forma de halagarse, no?

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  9. No sé si sos medio bestia (no creo), pero acá le erraste como tal. Puede ser que "maestro" sugiera respeto y admiración; nunca intimidad y afecto, mucho menos mutuo (no creo que Viñas recuerde mi nombre, aunque esté en su cátedra). Uno le grita "maestro" a Messi, por ejemplo. (O, si vamos al caso, a un mozo en un restaurante; yo por lo menos, que nací en Villa Maipú.)Y Viñas le dice "maestro" a Borges, irónicamente. Todo lo otro se aplicaría si le hubiera dicho "David", cosa que me parece casi tan detestable como hacer estos comentarios desde el anonimato. No hay caso, no me acostumbro.

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  10. ¿Y si tener maestro, o reconocer alguno, fuera una forma de humildad, en vez de autohalagarse? Claro, eso es inentendible para cualquier posmoderno, parece. ¿O quién tendría que ser mi maestro? ¿Daniel Link? ¿Alan Pauls?

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