20.2.06

Progreso

Si esto es el progreso, cómo será el atraso...
Igual, no se pierdan el sitio del Club del Progreso.
La visita virtual al edificio es imperdible.
Si tienen un poquito de tiempo, lléguense hasta el restaurante, en la planta alta, y fíjense en esa parejita de angelotes que parecen estar franeleando. Me hace acordar a una escena de Doña Flor y sus dos maridos (cuando Vadinho visita una iglesia y hace cierta observación sobre la expresión de los ángeles, precisamente).
Y vaya como perla una anécdota de las contadas en el sitio.

Deudor moroso

El señor Chufle Lynch, hombre muy cumplido y sumamente cordial, debía cierta suma a cierto sastre, no menos amable y circunspecto, en sus épocas juveniles y lejanas.
El sastre no quería cobrarle la cuenta, pero un día se presentó al Jockey Club, aunque sin abrigar mayores esperanzas de su atento cliente.
Lynch salía de darse un baño. El sastre se adelantó y le dijo:
-Dígame, señor Lynch, y ¿cuándo más o menos podrá pagarme la cuentita?
-Pero mi querido amigo, le objetó aquel- ¿Cree usted que yo soy adivino?

Extraído del diario "La Mañana" , 1911

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