¿Los traductores de hoy en día no saben que las ciudades suelen tener distintos nombres según el idioma y que no pueden dejar esos nombres en el idioma de partida? (O se traducen al idioma de llegada, o se dejan en el idioma original del nombre de la ciudad. Este caso es más bien difícil cuando son alfabetos no latinos.)
En una traducción del italiano, encontré ―a vuelo de pájaro― Lipsia (por Leipzig), Stoccarda (por Stuttgart), Leida (por Leiden), Mónaco (por Múnich; ésta es genial: ¿puede imaginarse a austeros eruditos alemanes publicando en el Principado, donde, que yo sepa, no hay editoriales sino casinos?, ¿lo harían para evadir impuestos?).
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