Lamentables, en general, los fragmentos del diario de Bioy sobre Borges, que está publicando Clarín desde el sábado pasado. Homofobia, clasismo, chusmerío de dos señoras gordas de Barrio Norte. Proclamación permanente (casi obsesión) de una “inteligencia” y de un “gusto” que se está lejos de demostrar, porque más bien se pretenden como una “segregación” natural de la misma clase (o grupete) de pertenencia. Hacen que uno admire aún más (si cabe) a Gombrowicz o a Arlt. ¡Y hasta a Barletta!
Es cierto, primero, que uno siempre lo supo: así eran, qué le vamos a hacer. Uno, un heredero aburrido para el que la literatura fue la única mujer difícil. El otro, un heredero “pobre pero decente”, para el que la literatura fue la única mujer que pudo tener.
Segundo, que la obra de Bioy y de Borges está mucho más allá de estas pequeñeces. Mmm. ¿Lo está realmente? Tienta relacionar este “revés de la trama” (los diarios y las conversaciones insípidas que reflejan) con la parte “oficial”, visible, de una obra deslumbrante y otra demasiado sobrevalorada.
Quizás lo intente en alguna parte. Ahora me voy a leer un rato a Joyce y a Beckett, o a ver un rato Vélez-Belgrano. Cualquier cosa que me saque de la boca este gusto rancio a oligarquía argentina.
Qué curioso! A mí me parece valiosísimo el diario. Desde su sola concepción... Hace años que lo espero, sin hacerme ilusiones sobre lo que critícás: claro que Bioy es de la oligarquía, claro que Borges es de mediopelo, y opinan como ya sabemos que opinan esas clases en la intimidad. Pero lo que se cuela sobre la realidad y sobre todo, sobre literatura, me parece interesantísimo. Y bien escrito, claro. L
ResponderBorrarInteresantísimo, seguro.
ResponderBorrarMe retracto, una semana después da asco el Borges por Bioy. Es probable que Ñ seleccione sólo los chismes. También es probable que con los años se hayan vuelto más mierdas. Pero perdió su interés de una manera terrible, y da un poquito de asquete. L
ResponderBorrarY yo me retracto parcialmente, porque la última entrega, que se refiere a la muerte de JLB, roza lo conmovedor, pese a todo. ¿Será verdad entonces que la muerte dignifica? ¿O que la vejez exculpa? ¿O sólo asusta?
ResponderBorrarAh, y qué triste que un impotente y un "ninfómano" se permitan juzgar la sexualidad de los demás...
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