Exposición del casi centenario Aldo Ferrer en la Cámara de Diputados.
Qué terrible será la falta de cuadros del oficialismo, que tiene que recurrir a un dinosaurio que antes sólo le habría provocado sonrisas socarronas y (quizás ni siquiera) el ubicuo calificativo de "gorila".
Igual, hay que reconocer que el discurso de AF es brillante, aunque más como intelectual que como economista. Su diagnóstico es preciso; lo que jamás dice (ni podría decir) es cómo llevar a la práctica lo que dice.
Cosas como:
"Hay que discutir la rentabilidad de la soja, de los textiles, de las máquinas, de los productos bioquímicos y de las cosas de alta complejidad. Tenemos que discutir la rentabilidad y asumir que el Estado nacional tiene la obligación y el derecho de administrar las señales del mercado internacional, sean las tasas de interés o los precios de los commodities para defender la transformación productiva que es indispensable para que la Argentina despliegue en plenitud todo su formidable potencial.
Los recursos humanos son valiosos. Nuestro territorio nacional, como lo destaqué en la primera intervención, es el octavo más grande del mundo. Es decir que tenemos todas las condiciones dadas para construir una economía moderna y avanzada, fundada en un dinamismo del campo que ha demostrado efectivamente una extraordinaria capacidad de transformación."
Bla, bla, bla.
Mientras tanto, a los productores agropecuarios sólo les interesa ganar cada vez más plata ("el que quiera comer lomo que lo pague a 80 pesos el kilo", parece que se le escapó por fin a De Angeli) y al gobierno sólo le interesa ganar las elecciones del 2009.
Todo el mundo sabe cómo es un partido de tenis entre dos personas. ¿Pero cómo sería un partido de tenis entre una persona?
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