Expresiones de uso corriente y vigencia limitada, como "está bueno (tal cosa)", "mandarse un moco", "¿cómo va? (saludo)", etc., me producen un malestar cuasi físico. Diría que trato de no usarlas, pero en realidad me es imposible usarlas. ¿Esta especie de fobia al lugar común (a algunos, por lo menos, porque nadie está libre de ellos) es una especie de rebeldía módica, de resentimiento contra algo en particular? Después de todo, los "lugares comunes" -y esto lo describió brillantentente, como siempre, el amigo Rolando (Barthes, no Graña)- no dejan de ser un espacio de encuentro, saberes compartidos; también de prejuicios y estupidez, por cierto, pero encuentro al fin. Mi rechazo a ellos, entonces, no sería saludable rebeldía sino parte de mi fobia social, más amplia y más profunda.
no quiero pensar qué harías si alguien te dijera ¿qué tul?
ResponderBorrarsalís corriendo?
besos,
¡No, ésa me gusta! Me suena a lunfa. Pero me gustan más "qué talco" o "qué me contursi/contaduría".
ResponderBorrarJe je jeeeeeeee. Acá van otras.
ResponderBorrarQué talquera
Qué acelga
Cómo andamio
y un poco más grosera
Cómo te baila
A ver, de las anteriores, de las que no te gustan podrían ser:
Todo bien?
A full
Qué se cuenta?
etc
Creo que tenés razón: rechazás la jerga que te vincularía a un grupo al que no querés pertenecer. Pero si te tomás el trabajo de ver qué elementos de jerga hay en lo que escribís, verás que a ese segmento social le chocarían expresiones como "saberes compartidos", "cuasi físico" "Punto de vista referenciaal", que pueden traducirse al lenguaje "llano" o "bello" que parecés exigirle. Digamos, no sé si es fobia social en general -de hecho, publicás un blog para destinatarios con los que dialogás. Es "esa" franja social, que, en el mismo acto de rechazarla, tambièn te permite definirte.
ResponderBorrarJimena: esas tres últimas me descomponen. Y hoy me acordé de otra: "comer rico". Ajjjj, alcáncenme el Reliveran con Tilingolina.
ResponderBorrarSabía que no te gustarían!
ResponderBorrarOtras dos más horribles que todas las demás, y no jodemos más:
estoy hasta las manos
-
a mil
Y basta porque si no te va a dar una ataque de hígado verdaderamente atroz y no vas a poder seguir posteando.
¡Un té de hierbas con ginebra, please! En cambio, "estamos en el horno" me encanta (aunque tampoco la digo), quizás por esa propaganda donde la dice el chico de Valentín. Quizás porque en boca de chicos hasta el idioma alemán suena bien (!).
ResponderBorrarTal vez sea que algo que se vuelve tan obviamente reconocible, que marca tanto una pertenencia, da rechazo cuando no queremos ser tan obviamente reconocidos.
ResponderBorrarA mí me encanta el "ya fue", lo lamento. Y en general me gustan esos lugares comunes que ustedes enumeran, me caen simpaticos. En cambio me dan fobia otros que seguramente me hacen pensar más en otro tipo de gente, gente que por ahí en realidad "me correspondería" más, generacionalmente que la que dice "a mil". Qué sé yo, será que cada uno de nosotros no quiere ser tan obviamente reconocible.
Cuando escucho a una psicóloga progre que decora su casa con cacharritos incaicos decir "tiene una actitud piola", o "non calentarum", se me paran los pelos, pero creo que es como ese chiste de Groucho: no queremos ser socios de un club que nos acepta como socios, es lo menos.
("Es lo menos", espero Paul que no tengas un retortijón)
Hay lugares comunes verbales y también estéticos. Los cacharritos indígenas con paredes blancas y los tapices en bathike (todos juntos, ojo que por separado es otra cosa) también pueden producir fobia.
¡Y muebles de mimbre!
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