Como otras veces, pero más, los disturbios en Constitución me provocaron ese placer perverso, ligeramente trotskista, que sentí durante los acontecimientos de diciembre del 2001. Confirmación de una profecía más bien facilonga y vaga, a la Carrió; deseo, en definitiva, de que -por fin- todo se vaya a la mierda, entendiendo por "todo" los requechos de este país que aún cree que existe.
Claro que la "solución" está ahí no más, ¿no?, quiero decir, esperar que salga algún avión de Ezeiza, siempre que no choque, e irse a la mierda misma. "Métanse el país en el culo", creo que decía un personaje de Flores robadas en los jardines de Quilmes.
Por otro lado, según parece, la mayoría de los sindicatos universitarios, después de varias huelgas salteadas, aceptaron la oferta salarial de 80 pesos a cobrar alguna vez, si hay viento a favor.
Mientras, apenas hay leche en los almacenes porque la tonelada de leche en polvo triplicó su "precio internacional". Vamos bárbaro. Si cada modelo económico tiene incorporada su futura crisis (la convertibilidad sólo podía explotar como explotó, la pregunta sólo era cuándo), podemos ir haciendo la cuenta regresiva.
¿Pongo los 80 pesos en dólares, en un plazo fijo o en acciones de Grobocopatel?
Concuerdo con vos, los pequeños placeres trotskistas, esos momentos donde acariciamos la ilusión de la revolución. Revolución que es una palabra que el otro dia vi escrita sin tapujos en la tapa de una revista Genios con motivo de la memoria de aquel 25 de Mayo, pero, palabra en fín, que fuera del campo de la escolaridad es mal vista, por pestilente, por setentista. Hoy que muchos intelectuales se jactan de haber superado a Marx con reversiones del marxismo tan sofisticadas que nadie puede entender, la realidad -palabra complicada en sí- sigue funcionando con la vieja lógica del capital. Y si no, andá a pedir un aumento a ver qué pasa. Pretendé formar un sindicato fuera del que tocó en suerte y verás como unos lúmpenes peronistas te rompen los huesos una noche en Mataderos. Muchas veces sueño con que suelte el toro que se le soltó a Echeverría en el Matadero y nos salpique a todos de barro.
ResponderBorrarUn abrazo desde el frente,
Deshecho
Pablo,
ResponderBorrarComo siempre de mi parte, con la mejor onda: Me parece que tenés tres o cuatro cables básicos mal cruzados. Se te mezcla la depresión con la ideología con el goce ante la destrucción. Por ej., cada modelo económico es un mundo aparte, y depende no sólo de las llamadas variables económicas, sino también de todo lo demás. La Convertibilidad sí, tal como te ha llegado, no podía terminar de una manera muy diferente a esa, porque ganar en dólores no puede depender de la magia de un gobernante, sino de lo que el país en cuestión produzca. Por eso no podía terminar de otra forma. Esto que tenemos ahora con Kirchner, es otro cuento, y no te creas que éste codo que se están tomando ciertos gremios corre por otro lado. Para bien o para mal. Particularmente, a mí, el dale que dale, nosotros porque nosotros, me parece entre ingenuo y mala leche.
Saludos
Como siempre. no entendiste nada, Diego.
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