El libro de Esteban Zabaljauregui se presentó ayer en Casa Barton.
Nos pasamos toda la vida tratando de superar "la sombra de Borges"; ahora parece que hay que superar la sombra de Aira, o quizás la de Fogwill. Fines sólo aparentemente más modestos.
Esteban, con su novela tripartita, intenta por algún lado: la desmesura, el barroquismo, la obscenidad, una deshilachada narratividad donde los acontecimientos se precipitan sin llegar a cuajar. Algo así como retrotraer al narrador de Pringles-Flores al reducto de lo políticamente correcto, de donde tantos han pugnado por sacarlo. Claro que todo eso ya estaba en Lamborghini, el falso maestro del falso discípulo. Bueno, pero esto es otra cosa. Llámenlo Ismael.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario