Norman, querido, si por una de esas putas ironías de la vida (o de la muerte), te vas al cielo y te encontrás con Dios, boxealo.
Mi novela preferida de NM es Los hombres duros no bailan, pero en Los desnudos y los muertos hay una escena que recuerdo siempre. El protagonista. alter ego de NM, es asistente de un alto oficial. Se llevan muy bien, aparentemente. Pero, en medio de una charla, el alto oficial tira un fósforo al suelo y le ordena levantarlo. Si no lo hace, puede enfrentarse a una corte marcial por desobedecer una orden directa. Toda una (minuciosa) lección de lo que significan realmente el poder y la humillación que conlleva, entre otras cosas. (Yo, que en la colimba también fui asistente de un oficial -no tan alto-, no podía menos que sentirme identificado y entender perfectamente de qué se trataba.)
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