30.6.04

Muy pronto

Recuerda Leonardo Moledo, en Página de hoy, una anécdota sobre Mao. Le preguntaron sobre la Revolución Francesa y él contestó: "Es muy pronto para opinar."

27.6.04

Un maestro

"Del mismo estado de ánimo participan la derecha cavernaria y aquel progresismo cuyo discurso descarrió hacia una abstracción inverificable y que, tras los humos de los sahumerios, divisa una dictadura en la que nadie se animará a decir lo que piensa, con una sola excepción: los mártires que consagraron su vida a la verdad y temen más perder la dignidad que la libertad" (el Perro Verbitsky, hoy en Página).

25.6.04

M. F.

¡Ah, aquellas doradas épocas de los ochenta, en que yo era joven y hasta los músicos de rock estudiaban a Foucault (con Horacio González) y hablaban todo el tiempo de "saber" y "poder" para defender a Alfonsín!

Pies

Anécdota famosa sobre Lacan (entre tantas).
Tenía que dar una conferencia en una universidad norteamericana, sede del mentalismo, es decir, ante los principales enemigos intelectuales del psicoanálisis en general y suyos en particular.
Cuando subió a la tarima donde estaba el escritorio, se tropezó y casi se cae. Entonces, empezó su conferencia así: "Se me acaba de ocurrir que pensamos con los pies."

Hubo un tiempo (ni mejor ni peor) en que no subrayaba los libros.

24.6.04

Voladitos

“A mí me tocó hacer la colimba en una panadería militar. A uno de los muchachos lo habían destinado ahí porque en la vida civil era repostero. Entonces él, cuando llegamos al lugar ése en el cuartel y vio que había unos estantes, los forró con papel y les hizo unos voladitos. Pero de repente entró el sargento y al verlos se puso furioso, ordenándonos a gritos que quitáramos eso. Como éramos nuevos, nos miramos pensando que habríamos violado alguna ordenanza militar. El soldado repostero sólo se atrevió a preguntar: ‘¿Por qué, mi sargento?’ ‘¡Porque cuando el teniente vea los voladitos –explicó–, va a querer que siempre haya voladitos!” Bueno: el inflation targeting es como los voladitos. No nos pedían tanto. Pero ahora que lo vieron nos va a costar sacarlo.” Esta es la historia personal que Roberto Frenkel eligió anteanoche, invitado a disertar por el Laboratorio de Políticas Públicas, como corrosiva metáfora para criticar una vez más la estrategia de metas de inflación adoptada por la actual cúpula del Banco Central, compuesta por Alfonso Prat Gay y Pedro Lacoste.

(Julio Nudler, en Página/12 de hoy.)



20.6.04

"Se cumplieron los 11 meses de nuestra inauguración guerrillera sin complicaciones, bucólicamente; hasta las 12.30 hora en que una vieja, pastoreando sus chivas entró en el cañón en que habíamos acampado y hubo que apresarla. La mujer no ha dado ninguna noticia fidedigna sobre los soldados, contestando a todo que no sabe, que hace tiempo que no va por allí. Sólo dio información sobre los caminos; de resultados del informe de la vieja se desprende que estamos aproximadamente a una legua de Higueras y otra de Jagüey y unas 2 de Pucará. A las 17.30, Inti, Aniceto y Pablito fueron a casa de la vieja que tiene una hija postrada y una medio enana; se le dieron 50 pesos con el encargo de que no fuera a hablar ni una palabra, pero con pocas esperanzas de que cumpla a pesar de sus promesas.
Salimos los 17 con una luna muy pequeña y la marcha fue muy fatigosa y dejando mucho rastro por el cañón donde estábamos, que no tiene casas cerca, pero sí sembradíos de papa regados por acequias del mismo arroyo. A las 2 paramos a descansar, pues ya era inútil seguir avanzando. El Chino se convierte en una verdadera carga cuando hay que caminar de noche.
El Ejército dio una rara información sobre la presencia de 250 hombres en Serrano para impedir el paso de los cercados en número de 37 dando la zona de nuestro refugio entre el río Acero y el Oro.
La noticia parece diversionista."

(Ernesto Che Guevara, última anotación en su Diario de Bolivia, 7 de octubre de 1967, dos días antes de morir en La Higuera.)



"Gómez sale, con los 40 caballos a molestar el convoy de Bayamo. Me quedo escribiendo con Garriga y Feria, que copian las Instrucciones Generales a los Gefes y Oficiales conmigo doce hombres, bajo el Teniente Chacón, con tres guardias, a los tres caminos; y junto a mí, Graciano Pérez. Rosalío, en su arrenquín, con el fango a la rodilla, me trae, en su jaba de casa, el almuerzo cariñoso: «por usted doy mi vida». Vienen, recién salidos de Santiago, dos hermanos Chacón, dueño el uno del arria cogida antier, y su hermano rubio, bachiller y cómico,- y José Cabrera, zapatero de Jiguaní, trabado y franco,- y Duane, negro joven, y como labrado, en camisa, pantalón y gran cinto, y ... Avalos, tímido, y Rafael Vázquez, y Desiderio Soler, de 16 años, a quien Chacón trae como hijo.- Otro hijo hay aquí, Ezequiel Morales, con 18 años, de padre muerto en la guerra. Y estos que vienen, me cuentan de Rosa Moreno, la campesina viuda que le mandó a Rabí su hijo único Melesio, de 16 años: «allá murió tu padre: ya yo no puedo ir: tú ve». Asan plátanos, y majan tasajo de vaca, con una piedra en el pilón, para los recienvenidos. Está muy turbia el agua crecida del Contramaestre,- y me trae Valentín un jarro hervido en dulce, con hojas de higo."

(José Martí, última anotación en su Diario de Campaña, dos días antes de morir en Dos Ríos, 19 de mayo de 1895.)

Mate y cigarrillos

El mate era como la cerveza en Alemania. ¡Qué gran recurso! Son muchas las razones que lo han desterrado de los salones. Entre ellas figura la higiene. No discuto. Pero conozco familias que lo toman a escondidas y son de las primeras. No volverá el uso. Sí volverá el del cigarro. Es claro, vivimos imitando, y en París y en Berlín y en Viena y en Roma y en Madrid y en Londres mismo ¿la cigarrete no es muy chic?
En San Petersburgo, el sexo bello no desdeña un puro, como nuestras correntinas, aunque no sea lo general.
Lo confieso, es costumbre que prefiero que no comparta conmigo mi mitad.
Pero también tengo que convenir en que he conocido y tratado mujeres fumadoras --verdaderas chimeneas--, que en la intimidad y en los salones no hacían el efecto de los olores sedativos; y que no sé qué arte tenían para no oler a hombre.

(Mansilla, Mis memorias)


19.6.04

Dos patrias, de José Martí

Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.
¿O son una las dos? No bien retira
su majestad el sol, con largos velos
y un clavel en la mano, silenciosa
Cuba cual viuda triste me aparece.

¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento
que en la mano le tiembla! Está vacío
mi pecho, destrozado está y vacío
en donde estaba el corazón. Ya es hora
de empezar a morir. La noche es buena
para decir adiós. La luz estorba
y la palabra humana. El universo
habla mejor que el hombre.
Cual bandera
que invita a batallar, la llama roja
de la vela flamea. Las ventanas
abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo
las hojas del clavel, como una nube
que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa...


Se puede hacer un recorrido virtual del "Palacio de Vasconcelos" (sede de la SEP, Secretaría de Educación Pública, de México).

18.6.04

Palacio

"Para expresar todas estas ideas que hoy procuro exponer en rápida síntesis, hace algunos años, cuando todavía no se hallaban bien definidas, procuré darles signos en el nuevo Palacio de la Educación Pública de México. Sin elementos bastantes para hacer exactamente lo que deseaba, tuve que conformarme con una construcción renacentista española, de dos patios, con arquerías y pasarelas, que tienen algo de la impresión de un ala. En los tableros de los cuatro ángulos del patio anterior hice labrar alegorías de España, de México, Grecia y la India, las cuatro civilizaciones particulares que más tienen que contribuir a la formación de la América Latina. En seguida, debajo de estas cuatro alegorías, debieron levantarse cuatro grandes estatuas de piedra de las cuatro grandes razas contemporáneas: la Blanca, la Roja, la Negra y la Amarilla, para indicar que la América es hogar de todas, y de todas necesita. Finalmente, en el centro debía erigirse un monumento que en alguna forma simbolizara la ley de los tres estados: el material, el intelectual y el estético. Todo para indicar que, mediante el ejercicio de la triple ley, llegaremos en América, antes que en parte alguna del globo, a la creación de una raza hecha con el tesoro de todas las anteriores, la raza final, la raza cósmica" (José Vasconcelos, La raza cósmica).

17.6.04

Arte de meter y arte de sacar: pintura y escultura, según Miguel Ángel.

Edizión

Reflexiones conservadoras sobre la decadencia de la edición (parte I).
¿Ya no quedan traductores/editores/correctores?
Quizás, así como van desapareciendo los lectores.
Hace poco, en un libro de traducción reciente (que no voy a mencionar, por pacto de silencio corporativo), entre los muchos "consistente" (en lugar de "coherente"; falso amigo por el inglés consistent) y "eventualmente" (en lugar de "finalmente"; ídem por eventually), se deslizó un gracioso "la Invencible Armada".
Recién acabo de ver en otro libro (editado en España) una insólita versión del título del clásico pacifista de Erich Maria Remarque Im Westen nichts Neues: "Nada nuevo en Occidente" (!!!). Ni el traductor ni el editor (seguramente tampoco los lectores) parecen haber oído hablar alguna vez de Sin novedad en el frente.

Sutil analogía

A veces, cuando uno quiere orinar, se le escapa un gas. Otras, cuando uno quiere soltar un gas, se defeca levemente. También puede ocurrir al revés. Y esto podría ser una analogía de la actividad literaria, sobre todo la que aquellos que concurren a talleres literarios describen como "escribo lo que me sale de adentro".

16.6.04

...I was a Flower of the mountain yes when I put the rose in my hair like the Andalusian girls used or shall I wear a red yes and how he kissed me under the Moorish wall and I thought well as well him as another and then I asked him with my eyes to ask again yes and then he asked me would I yes to say yes my mountain flower and first I put my arms around him yes and drew him down to me so he could feel my breasts all perfume yes and his heart was going like mad and yes I said yes I will Yes.

Bloomsday

J. J.

Buena nota en Página/12, aunque esté escrita por un populista-menottista imperdonable como Sasturáin.

15.6.04

No matamos a tantos...

"... funcionarios eclesiásticos y expertos (...) dijeron que las estadísticas y otra información tiraron por la borda lugares comunes que persistieron durante mucho tiempo sobre la Inquisición, entre ellos que la tortura y las ejecuciones eran comunes.
Borromeo trazó una historia de la Inquisición, recordando que nació para combatir las herejías. El último tribunal que desapareció fue el español, abolido en 1834. El experto contó que en España, entre 1540 y 1700, se celebraron 44.674 juicios por tribunales inquisidores. De esa cantidad sólo fueron asesinados el 1,8 por ciento. Otro 1,7 por ciento de condenados lo fueron en contumacia, es decir que no fueron ajusticiados y en su lugar fueron quemados o ahorcados muñecos que los representaban.
Sobre el tema de la brujería, Borromeo contó que en España fueron quemadas en hogueras 59 mujeres consideradas brujas en aquellos años. En Portugal lo fueron 36 y en Alemania 25.000. En este último país las condenas no fueron sólo de los tribunales de la Inquisición. Con esas cifras, Borromeo intentó demostrar que las quemas y ajusticiamientos no fueron tan frecuentes como se ha creído duramente mucho tiempo."
(Nota en Clarín de hoy.)

¿Cómo era eso de que los muertos en el Holocausto no fueron seis millones sino cuatro, o dos...?
Bueno, por lo menos la Iglesia sigue pidiendo perdón por algo, por las dudas, por si...




13.6.04

Tufos

"En los Estados Unidos rechazan a los asiáticos, por el mismo temor del desbordamiento físico propio de las especies superiores; pero también lo hacen porque no les simpatiza el asiático, porque lo desdeñan y serian incapaces de cruzarse con él. Las señoritas de San Francisco se han negado a bailar con oficiales de la marina japonesa, que son hombres tan aseados, inteligentes y, a su manera, tan bellos, como los de cualquiera otra marina del mundo. Sin embargo, ellas jamás comprenderán que un japonés pueda ser bello. Tampoco es fácil convencer al sajón de que si el amarillo y el negro tienen su tufo, también el blanco lo tiene para el extraño, aunque nosotros no nos demos cuenta de ello" (José Vasconcelos, La raza cósmica, 1925).

Horacios

Aunque parezca, no es una boutade de egresado de Filosofía y Letras: sinceramente, creo que los dos mejores prosistas (y sé que la palabra es anticuada) argentinos son Horacio González y Horacio Verbitsky, en orden alfabético.

¿Quién no querría cantar como Tom Waits?

Rozas

"Rubio, blanco y de ojos claros, Rosas nació de sangre hidalga, acaso azul, por lo menos 'goda' sin mucha mezcla. Su activísima matrona gobernaba, con singular energía, a la antigua usanza española, las muchas personas y las pingües haciendas de la numerosa familia colonial. Como esta señora quisiera obligar a su hijo, cuando era un niño aún, a formarse en el comercio de tienda, él se rebeló por ciertas menudencias del servicio, desde el primer día; encerrósele a pan y agua... Pero, durante la noche, Juan Manuel se desnudó, abandonó sus ropas, y escapóse de la casa paterna, después de escribir con lápiz en un papel: 'Dejo todo lo que no es mío.' Y firmaba: 'Juan Manuel de Rosas', con s, cuando su nombre de familia era 'Ortíz de Rozas'", con z. El adolescente anunciaba ya al hombre" (Carlos Octavio Bunge, Nuestra América, cap. V).



12.6.04

Lo que importa es la familia

Otra de Gregorio Selser en su Sandino. Lista de integrantes de la familia Chamorro en el gobierno de Nicaragua de la década de 1910:
"Diego M. Chamorro, presidente de Nicaragua; Rosendo Chamorro, ministro del Interior; Salvador Chamorro, presidente del Congreso; Gustavo A. Arguello (cuñado del presidente), ministro de Hacienda; Agustín Chamorro, consejero financiero; Miguel Vigil (yerno del presidente), secretario de la presidencia; Filadelfo Chamorro, comandante de la fortaleza principal de la capital; Leandro Chamorro, comandante del puerto de Corinto, el más importante del país; Carlos Chamorro, comandante militar de la zona del norte; Dionisio Chamorro, administrador de Aduanas; Octavio Chamorro, diputado; Clarence Berghein (yerno del presidente), cirujano militar; Agustín Bolaños Chamorro, cónsul de Nicaragua en Nueva Orleáns; Fernando Chamorro, cónsul en san Francisco; Pedro Joaquín Chamorro, cónsul en Londres; Carlos Chamorro de Bernard, cónsul en El Salvador; Emiliano Chamorro (el expresidente), ministro de Nicaragua en Washington; Octaviano César (cuñado del presidente), ministro de Nicaragua en Washington; y Diego M. Chamorro (h.), agregado a la Legación de Washington."

11.6.04

Entre socios

El millonario norteamericano Cornelius Vanderbilt, que había hecho su fortuna con los ferrocarriles de su país, logró montar una compañía de transportes (barcos y diligencias) que, a mediados del siglo XIX, comunicaba la costa este con la costa oeste de Estados Unidos, a través de Nicaragua. (Corría la época de la fiebre del oro en California y, contra lo que se podría pensar, era más factible ese largo viaje que atravesar todo el país de este a oeste. De hecho, el anhelado canal interoceánico estuvo a punto de atravesar Nicaragua en vez de Panamá.)
Hecha una nueva fortuna, decidió hacer un viaje de placer y les dejó la administración de su compañía a dos socios, Morgan y Garrison. Cuando regresó, se encontró con que éstos habían comprado las acciones necesarias para controlar la empresa.
Vanderbilt les escribió una carta que sería famosa y cuyo texto, muy breve, decía: "Señores: Ustedes se han propuesto estafarme. No les entablaré juicio, porque la justicia es lenta. Los arruinaré. Sinceramente vuestro. (f) C. Vanderbilt."

(Adaptado de Gregorio Selser, Sandino, general de hombres libres, Buenos Aires, Triángulo, 1959, pp. 18-19.)



"Si aprendo a hablar bien, me muero de hambre" (Roberto Giordano).

9.6.04

Por fin

Cuentan que Pablo Neruda donó a la Revolución Cubana un año de derechos de autor de uno de sus libros. Pasado cierto tiempo, y viendo que los cubanos seguían quedándose con sus regalías, el vate aprovechó un viaje a la isla para ir a ver al entonces ministro de Economía, un tal Ernesto Guevara, llamado el Che, con el propósito de reclamarle por la situación.
Alguien le habrá advertido a Guevara de las intenciones de don Pablo, porque lo recibió con los brazos abiertos: "¡Poeta, qué alegría! ¡Por fin alguien que no viene a hablarme de plata!"
Parece que Neruda no hizo ningún reclamo.

(Debo la anécdota a Marcela Croce, 4 de junio de 2004.)




Last tangos

No sé si se ha dicho antes, pero siempre me pareció que el final de Último tango en París ES "Emma Zunz".
Recordemos cómo termina el cuento (célebremente): "La historia era increíble, en efecto, pero se impuso a todos, porque sustancialmente era cierta. Verdadero era el tono de Emma Zunz, verdadero el pudor, verdadero el odio. Verdadero también era el ultraje que había padecido: sólo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios" (JLB, OC 1: 568).
En el filme de Bertolucci, María Schneider, después de dispararle a Brando, dice (preparando su speech para la policía): "No sé quién es... Es un loco... Me siguió por la calle... Trató de violarme... No sé su nombre..." Lo cual también es "sustancialmente" cierto. La violación se había consumado en el primer encuentro con Paul. Claro que al matarlo ella ya sabe su nombre, porque él acaba de decírselo, rompiendo el pacto anterior. La que no dice su nombre es ella, que responde con el disparo final. Él le había dicho las palabras fatales: "Te amo."
(Recordar también que Bertolucci venía de hacer una extraordinaria adaptación de "Tema del traidor y del héroe": La estrategia de la araña.)




8.6.04

Mignolo, sobre post-occidentalismo

Intento contribuir a aclarar ciertos términos del debate trayendo a la memoria la noción de occidentalismo y post-occidentalismo, que es el lugar de enunciación construido a lo largo de la historia de América Latina para articular los cambiantes órdenes mundiales y el movimiento de las relaciones coloniales. Desde el bautizo de las "Indias Occidentales" hasta "América Latina" (es decir, desde el momento de predominio del colonialismo hispánico hasta el momento de predominio del colonialismo francés), "occidentalización" y "occidentalismo" fueron los términos claves (como lo fue "colonialismo" para referirse al momento de predominio del imperio británico). De modo que si "post-colonialismo" calza bien en el discurso de descolonización del "Commonwealth", "post-occidentalismo" sería la palabra clave para articular el discurso de descolonización intelectual desde los legados del pensamiento en Latinoamérica. Digo "en Latinoamérica" y no "latinoamericano" porque me es importante distinguir las historias locales (en Latinoamérica) de su esencialización geo-histórica (latinoamericano).
(...)
las "Indias Occidentales", el "Nuevo Mundo" y, finalmente, "América", son las sucesivas palabras claves de macrorrelatos del Occidentalismo para expandirse. Las diferencias radicales entre el Occidentalismo y el Orientalismo son, primero, que el Occidentalismo comienza a gestarse a fines del siglo XV con la emergencia de las "Indias Occidentales" en el panorama de la cristiandad europea; segundo, que el "Occidentalismo", a diferencia del "Orientalismo", es el discurso de la anexión de la diferencia más que de la creación de un opuesto irreductible: el "Oriente". Precisamente, "Indias Occidentales" es el nombre que anexa la diferencia al Estado y es el nombre que se mantiene en todo el discurso legal del imperio hasta su caída. "Nuevo Mundo" y "América" comienzan a articularse más tarde, como discurso de la "cultura", mas no como discurso del "Estado".

(Walter Mignolo, "Postoccidentalismo: el argumento desde América latina".)

5.6.04

De cómo un economista (seudoliberal) se vuelve psicoanalista (seudolacaniano) cuando le conviene.
"Desde el 1 de marzo, a Kirchner no hay una que le salga bien --dijo Juan Carlos de Pablo--. Su propio cuerpo se lo dijo."
Ver nota de Julio Nudler en Página/12.
Podría replicarse esto: ¿qué les decían sus elefantiásicos cuerpos (engordados por el enflaquecimiento del Estado) a él y a su amigo Cavallo?



4.6.04

"Creo en un capitalismo auténticamente competitivo al servicio de la gente donde el Estado sólo tiene funciones indelegables como la defensa exterior, la seguridad interior, la diplomacia y la justicia y una injerencia mínima en la educación (centrada en la básica), en la salud (esencialmente a los pobres)" (José Luis Espert, uno de los gurúes económicos más feroces de la década infame de los noventa, ahora nombrado por el gobierno como uno de los posibles participantes de un "complot" en su contra).
(Esa sola opinión ya es un "complot". Por lo menos, da miedo.)






Arrivederci, Nino

2.6.04

En los procesos de la Inquisición, las acusadas eran despojadas de todo vello corporal, porque en él podía esconderse parte de sus poderes de hechicería.



Cruces II. H. A. Murena

- H. A. Murena, Epitalámica, Buenos Aires, Sudamericana, 1969.
- H. A. Murena, Polispuercón, Buenos Aires, Sudamericana, 1970.
- H. A. Murena, Caína muerte, Buenos Aires, Sudamericana, 1971.

Hubo hace poco un intento (relativamente fallido) de “reflotar”, como se dice, a un escritor “olvidado”, más conocido por ese gigantesco error que fue El pecado original de América latina, imitación de un Martínez Estrada ya fuera de época.
Ahora bien, las novelas son otra cosa. Muy otra cosa. Por mi parte, confieso no haber sabido, hasta leerlas, que tenía ese humor y ese lenguaje barroco, esperpéntico, que quiere reflejar (y lo logra) la estética goyesca de “El sueño de la razón”, nombre del “ciclo”.
Lo asocio con Macedonio Fernández (por la escritura llena de hipérbaton y neologismos), con el cineasta Jorge Polaco (¿lo conocerá?) y, ya exagerando la asociación libre, con Todo por dos pesos, sobre todo por la obscenidad y la desmesura.
La segunda novela, Polispuercón (no es casualidad que los tiranos murenescos terminen en “on”...), tiene algo de ciencia ficción, distópica, como se dice ahora, anglicistamente.
En Caína muerte, la narradora es una “máquina de contar”, que se llama Conchita, antecedente oculto de La ciudad ausente, de Piglia (por donde otra vez nos encontramos con Macedonio). Claro, la “Conchita” pare historias.
Sin duda, el conjunto quiere dar un panorama absolutamente grotesco y lapidario de un estado de cosas del país: gobernantes inanes en sintonía con un pueblo miserable. Algo así como llevar las reflexiones del maestro Martínez Estrada a un summum de la estulticia (¿se me pegó el lenguaje arcaico de Murena?), y con una estética que no es kafkiana como (quiso ser) la del precursor sino, ya lo dije, goyesca. (Martínez Estrada escribía contra el inane Estado criollo desde sus oficinas del Correo, quizás en horario de trabajo.)
Por otra parte, las tres novelas tienen argumentos absolutamente distintos, unidos sólo por ese lenguaje peculiar: barroqueño y alambicado en los narradores (siempre distintos), lunfardesco en los diálogos.
Creo que la primera novela, Epitalámica, la más extensa, es también la más abarcadora y referencial. Va desde el inmigrante que fabrica comida basura hasta el aristócrata inútil, y pasa por los escritores y artistas parásitos.
Las otras dos novelas, más breves, son también más ceñidas a un argumento particular. La última (dedicada a una “epifanía perruna” en un poblado innominado) termina en una visión infernal, definitiva.
Destaco otra vez el tema de lo obsceno y la sexualidad, porque se sale de todo modelo. Ni Marechal podría comparársele (además de que Murena, con cierto misticismo que pudiera tener, no sería jamás tan catolicón). Parecen textos hechos para no publicarse; pero estamos hablando de 1969-1971, no olvidarlo: todo era posible, hasta la literatura de los que no creían en nada (salvo en la literatura).

- Héctor A. Murena, Folisofía, Buenos Aires, Eudeba, 1998.
Con esta novela, se completa la tetralogía El sueño de la razón.
En este último libro, el lenguaje se desmadra hacia una especie de castellano arcaico (un pre-castellano, incluso), lleno de palabras reconstruidas (algunas etimologías suenan falsas, pero no podría asegurarlo) e incrustaciones de otros idiomas, sobre todo italiano y latín, en una especie de cocoliche grandioso, de Finnegans Wake del subdesarrollo.
La historia de los hermanos Dagobertos, contada por uno de ellos, el Menor, reproduce algunos de los motivos de las novelas anteriores, especialmente los referidos a la política criolla: la lucha entre conservadores y los otros, las cárceles, la explotación desmesurada. La corporalidad vuelta maquínica (oh, Deleuze) y torturada hasta el hartazgo.
Otra vez el sexo más guarro es protagonista, quizás un espacio de paradójica liberación frente a la alienación dominante.
Párrafo aparte para el ditirámbico estudio final de Hugo Savino. En vez de dar algunos datos más o menos preciso sobre la novela (tratándose de una edición de Eudeba, era lo esperable), se limita a un elogio desmedido de Murena, casi contagiado de su estilo. El tópico del “escritor ninguneado”. Es cierto que Murena fue olvidado, despreciado, etc., pero en todo caso hubiera sido más interesante estudiar las condiciones estético-ideológicas que llevaron a eso (como hace Sarlo con Contorno respecto de Borges, por ejemplo). En fin, una oportunidad desperdiciada, páginas desperdiciadas.

Cruces I. Sara Gallardo

- Sara Gallardo, Los galgos, los galgos, Buenos Aires, Sudamericana, 1980 (primera edición, 1968).
(Notas sueltas en el libro.)
Un tema técnico: hay prolepsis permanentes (crean suspenso, hacen más “trabado” el relato, pero cansan un poco, porque crean también una expectativa desmesurada, difícil de satisfacer).
¿Visión cortazariana de París? Por lo menos, de la etapa preizquierdista. (Lo esotérico contra lo turístico, por ejemplo: la mirada —snob— del narrador-personaje descubre cosas que los demás no ven, etc.)
Idealización de la propiedad, a la manera de Don Segundo Sombra. No parece casualidad que la esposa final se llame Adelina.
(Ver comentarios de Romano en su libro sobre las fronteras, y nota mía sobre Eisejuaz, más adelante.)


- Sara Gallardo, La rosa en el viento, Barcelona, Pomaire, 1979.
(También para esta novela se puede consultar el libro de Romano, pp. 235 y ss.)
Destaca la metáfora final: “Allí vi el último pétalo de la rosa que se deshoja sin pausa, ese viento que otros llaman tiempo.” (Es cierto que forma parte del fragmento más ambiguo, en cuanto a quién narra.) Romano asocia la rosa con una figura cortazariana.
“América... como catalizadora de inusitados destinos.”
(Me pasó asociar mucho esta novela con Inglaterra. Una fábula, de Leopoldo Brizuela. Ahora me entero de que Brizuela es admirador de Sara Gallardo e incluso le ha dedicado un blog a los cuentos de El país del humo, recientemente reeditados.)
Tema del triángulo: no resuelto (¿otra figura?).
Dedicada a H. A. Murena, in memoriam.
Romano insiste con la atribución de filiación cortazariana a Gallardo (uno de los caminos de “repoetización antirrealista” de la novela). Recuerdo haber apuntado que Los galgos, los galgos tenía algo de Cortázar en su visión esnob de París. Pero no es lo mismo.
En cuanto a mí, no estoy seguro. (Ojo, para Romano, Cortázar no es precisamente lo mejor. Ni Murena. Claro: eran dos profundos antiperonistas.)
No creo que sea un experimento ambicioso, por lo menos comparado con Eisejuaz, y en 1979.
Mezcla muchas historias y narradores, no siempre con felicidad. Incluso una parte, la del doctor Borg, se publicó por separado como “Teresa Borg” (en unos suplmentos que sacaba La Opinión en los setenta). Y se nota que es una especie de injerto, aunque sirva también para introducir al personaje de Olaf, totalmente insípido en este fragmento y demasiado poderoso en otros.
Es cierto lo de la poesía del lenguaje, a veces muy lograda. Pero nada que ver con Eisejuaz.

- Sara Gallardo, Eisejuaz (1971), prólogo de Elena Vinelli, Buenos Aires, AGEA/Clarín, Colección La Biblioteca Argentina, Serie Clásicos, dirigida por Ricardo Piglia y Osvaldo Tcherkaski, 2000-2001 (?).
Una grata sorpresa, después de la decepción que significó para mí Los galgos, los galgos (ver nota anterior).
Parece otra escritora, absolutamente distinta.
Eisejuaz es un experimento notable, que consiste en “hacer hablar” a un indio mataco que lucha, a su manera, contra la aculturación, desde la aculturación. (¿Por qué Romano está tan seguro de que “el Señor” es el Dios cristiano?)
No hay sincretismo posible.
Gallardo logra un lenguaje extraordinario, totalmente artificial y a la vez convincente. Ni literatura “indígena” ni literatura indigenista” (para usar una dicotomía cara a Mariátegui): su imposibilidad exhibida.
También el manejo temporal es excelente, compromete al lector en una postura incómoda, exigente (aún más, creo, que la cuestión del punto de vista, como afirma la autora de un prólogo algo forzado).

Comentario en Eduardo Romano, Literatura/cine argentinos sobre la(s) frontera(s), Buenos Aires, Catálogos, 1992, p. 248.
“... la segunda saga novelística de Murena, El sueño de la razón, que abarca Epitalámica (1969), Polispuercón (1970), Caína muerte (1971) y Folisofía (1976). Pretenden mostrar la descomposición de la vida familiar y artística, política o del saber, y, en Caína muerte, la degradación humana ante el avance de los perros y las ratas. Especie de apólogos paródicos que apelan progresivamente a una olla podrida en lo lingüístico, donde cohabitan sin redención arcaísmos, neologismos, voces cultas y lunfardas, juegos de palabras y similicadencias, etc. Trasuntan el crucial escepticismo de un intelectual que se siente asistir sin horizontes al fin de la modernidad. Una degradación del lenguaje ficcional que nada tiene en común con la tarea de (re)construcción de la palabra ajena, en su intersección con la propia, de Eisejuaz.”
(Es el final de un parágrafo llamado “Hacia una (re)poetización de la novela”, dedicado sobre todo a la novelística de Sara Gallardo, esposa de Murena; al final, hay una comparación con los intentos cortazarianos y murenianos.)

(Continúa.)



Dicen que van a filmar a los piqueteros encapuchados.
En realidad, es al revés, ¿no? Se encapuchan porque los filman.