“A mí me tocó hacer la colimba en una panadería militar. A uno de los muchachos lo habían destinado ahí porque en la vida civil era repostero. Entonces él, cuando llegamos al lugar ése en el cuartel y vio que había unos estantes, los forró con papel y les hizo unos voladitos. Pero de repente entró el sargento y al verlos se puso furioso, ordenándonos a gritos que quitáramos eso. Como éramos nuevos, nos miramos pensando que habríamos violado alguna ordenanza militar. El soldado repostero sólo se atrevió a preguntar: ‘¿Por qué, mi sargento?’ ‘¡Porque cuando el teniente vea los voladitos –explicó–, va a querer que siempre haya voladitos!” Bueno: el inflation targeting es como los voladitos. No nos pedían tanto. Pero ahora que lo vieron nos va a costar sacarlo.” Esta es la historia personal que Roberto Frenkel eligió anteanoche, invitado a disertar por el Laboratorio de Políticas Públicas, como corrosiva metáfora para criticar una vez más la estrategia de metas de inflación adoptada por la actual cúpula del Banco Central, compuesta por Alfonso Prat Gay y Pedro Lacoste.
(Julio Nudler, en Página/12 de hoy.)
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