Vladimir Nabokov se juzgaba a sí mismo como un "minusválido social", un "pésimo casseur"; aborrecía las entrevistas, las conferencias, las reuniones mundanas. Una vez la revista Selecciones del Reader's Digest le planteó la siguiente pregunta: "¿Tiene el escritor una responsabilidad social?", y le ofreció 200 dólares por una respuesta de dos mil palabras. Nabokov respondió: "No. Me deben diez centavos".
(Del blog Guillermo Hotel.)
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