A esta altura del partido, he leído (literalmente) toneladas de libros en versión digital, bajados de Internet o no.
No interesa una lista exhaustiva, menciono algunos mamotretos que después ocupan cajas enteras de archivo, de esas de plástico azul: I promesi sposi, de Manzoni; Libro extraño, de Sicardi; el Wilhelm Meister, de Goethe; La guerra del fin del mundo, de Varguitas; casi todo Sebald. No los tiro (aunque sé que deberé hacerlo pronto), porque me cuesta sacrificar mis usuales subrayados y notas al margen, como si ocultaran alguna idea importante.
No sé adónde voy con este post. No, seguramente, a si es mejor o peor que leer el libro. Más caro o más barato, etc. ¿Para qué y cómo comparar, si ya los leí de una manera, y no lo voy a hacer de la otra?
Sólo un detallecito: leer los impresos en A4, letra Times 12 o 14, con márgenes de 2 cm, es como leer originales o galeras de las que trabajo en la editorial, de autores noveles o desconocidos. Y percibir, aun teniendo en cuenta los inevitables prejuicios, las enormes diferencias.
Falta que pueda aplicar el mismo criterio a mis propios escritos, y la utilidad agregada sería enorme.
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