4.9.05

Escrúpulos

"Conocí también a varias mujeres de Villa, todas ellas casadas por la Iglesia, y a una señora de no malos bigotes, que me contó horrores de Genovevo de la O. La infeliz se veía tan abatida que no le pedí detalles, aunque sí me advirtió que los horrores aquellos no se cometieron con ella sino con una amiga. Conocí también a un tal don Cirilo, cuyo apellido se me escapa -calvo, bajito y solemne-, a quien le tomaron la esposa para regresarla días después con la garantía -extendida a don Cirilo por escrito- de hacerlo padre de un revolucionario. El hombre estaba como loco, pues era un conservador pur sang -así me lo dijo, en francés-, y le llenaba de horror la sola idea de llegar a convivir con un vástago adverso a sus principios" (José Fuentes Mares, La Revolución Mexicana, memorias de un espectador).

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