Apareció Neustadt, ¡qué bueno!
Una vez, en uno de sus programas de la década del setenta, dijo, dramáticamente: "Estoy condenado a muerte, sé que hay una bala con mi nombre." Y una invitada, dirigente de la juventud peronista, le contestó: "No crea, Neustadt, las balas son demasiado caras."
Se ve que los Montoneros tenían un problema de, como se diría ahora, "asignación de recursos". Hay inversiones que justifican el costo.
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