7.7.04

- Liliana Heer, Ángeles de vidrio, Buenos Aires, Norma, 1998.

He leído bastante de Liliana Heer: sus anteriores novelas (Bloyd, que fue premio Boris Vian, La tercera mitad, Frescos de amor) y los cuentos de Dejarse llevar. Sin embargo, es difícil recordar algo muy preciso de estos textos, sin haberlos trabajado especialmente, porque su prosa es laxa, evanescente, y los argumentos, casi inexistentes. En una época, hacía tándem con el Luis Gusmán de En el corazón de junio y otras: una prosa lacaniana, signifique lo que signifique. Ahora Gusmán ha optado por una escritura más transparente, por lo menos en Villa (algo paralelo a lo que sucedió con Piglia, Plata quemada, y quizás con cierto Saer, el de Las nubes, aunque no me arriesgaría a asegurar que se trata de una cierta imposición de mercado... De todas maneras, estas obras son excelentes en sí mismas, y dialogan fructíferamente con la anterior producción de cada autor).
Como sea, Heer me gusta mucho. Ángeles de vidrio puede pertenecer también a esta serie que acabo de mencionar. Su argumento es más claro, y la prosa, aunque siempre lábil y desconectada, no se pierde excesivamente.
Leonor es una chica algo peculiar, que va desde su “aldea” a una gran ciudad. Conoce a Raquel, que la lleva a trabajar como prostituta bizarra; queda embarazada del hermano de Raquel, Tommy. Va a trabajar como camarera. Conoce a Iván, un director de teatro desequilibrado. Al mismo tiempo, se asiste a la historia (juicio televisivo mediante) de O’Connor, un falso cura, asesino serial, a quien ellas conocieron en su trabajo de putas.
Habría que estudiar este texto (breve) por el lado de las duplicaciones, emulaciones, imitaciones, mimesis, parodias, copias, incluyendo la autorreferencialidad permanente a través de la pintura, el teatro, y sobre todo el cine.
“Leonor definía este estilo caos sin consecuencias nefastas” (p. 55). Esta frase, situada prácticamente en la mitad de la novela, parece definirla y definir, precisamente, el estilo de Heer.
Pensé en esto, que se podría extender:

Sgte.: deriva, asociación
------------------------------
Sgdo.: duplicación, mimesis

O sea:

So: metonimia
------------------
Se: metáfora


Esto podría definir el texto, a la vez estructural y semánticamente: la deriva metonímica significando la duplicación metafórica: signo a la vez de una relación imposible (la representación).


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