Este cuento de Humberto Costantini, "El cielo entre durmientes", debe de ser uno de los responsables de que yo sea "escritor".
Recuerdo ("como si fuera hoy") a ese profesor suplente de literatura , joven, barbado, llamado, creo, Landolini (seguramente, desaparecido), que nos lo leyó en un acerbo primer año de Industrial, en el tristísimo año de 1975. También nos leyó "La lluvia", de Bradbury, si mal no recuerdo. Y no recuerdo mal.
Yo escribía y dibujaba historietas desde los 5 años. Leía mucho, pero no escribía tanto. ¿Qué hacía en ese torturante Industrial, el Emilio Mitre de San Martín, cuyo director, el Turco Yturre, que apenas sabía hablar, intentaba anexar a la civilización "occidental y cristiana" (expresión que balbuceaba en desopilantes discursos y que nosotros parodiábamos sin piedad, pero también sin conocer todas sus implicancias)?
Landolini nos preguntó si alguno de nosotros escribía. Yo le llevé muchas de las "revistas" de historietas que hacía; él se quedó con algunas, después de mucho insistir y elogiarlas.
Pasó mucho, demasiado tiempo. El plazo del fracaso, largamente.
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