Ojo. Pongo fragmentos de historias chinas y japonesas porque me gustan (esa crueldad "refinada", ese encanto de la paradoja taoísta precursoramente borgesiana). Pero no me las creo del todo. Mucho honor, mucho harakiri trucho. Me parece que el único que se las tomó en serio fue Mishima, precisamente como algún personaje de Borges (de "El evangelio según Marcos", por ejemplo).
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