Una vez, el famoso músico de Hollywood Dimitri Tiomkin subió al escenario a recibir un Oscar y agradeció a Mozart, Beethoven, Mahler, etc., por su ayuda... (involuntaria, desde ya).
Truffaut decía que gracias al cine había conocido gran parte de la música contemporánea. Por ejemplo, debido a su admiración por Bernard Herrmann, el músico preferido de Hitchcock, pudo remitirse a Stravinsky, en quien Herrmann se inspiraba con frecuencia.
De hecho, cuando uno escucha música de películas, difícilmente sea consciente (pero puede serlo) de todo lo que el cine debe a la música llamada contemporánea, esa que se caracteriza, como todo el arte de estas épocas, por la “disonancia” (cf. T. W. Adorno).
Personalmente, Kubrick me permitió conocer, entre otros, a Ligeti y a Penderecki, experiencias que valen la pena.
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