21.6.05

De Adorno/4

Tras el tabú mimético, y muy cerca de él, hay uno sexual: nada debe estar húmedo, el arte es higiénico.
p. 155
(cf. Viñas)

El arte auténtico conoce la expresión de lo que no tiene expresión, el llanto al que faltan las lágrimas.
p. 157

Todas las obras de arte, y el arte mismo, son enigmas; hecho que ha vuelto irritantes desde antiguo sus teorías.
p. 162

Las obras de arte están completamente mudas y desamparadas ante el “¿para qué todo esto?”, ante el reproche de su real falta de objetivos.
p. 162

Cuanto mejor se conoce una obra, tanto más se la puede descifrar en sus dimensiones y tanto más oscura permanece en su constitutivo carácter enigmático.
p. 163

Quien trata de llegar al arco iris, lo hace desaparecer.
p. 164

La denostada incomprensibilidad del arte hermético es el reconocimiento del carácter enigmático de todo arte.
p. 164

El arte sólo juzga absteniéndose de juzgar.
p. 166

toda obra de arte es escritura, no sólo las que se presentan como tal; una escritura jeroglífica cuyo código se hubiera perdido y cuyo contenido está determinado en parte por esa pérdida. Las obras de arte son lenguaje sólo como escritura.
p. 167
(cf. Derrida)

La usual pluralidad de planos en arte no es sino el nombre positivo, pero falso, de su carácter enigmático.
p. 170

cada obra auténtica está proponiendo la solución de su insoluble enigma.
p. 170

Todo arte es su sismograma. Falta la clave de su enigma como la de los escritos de algunos pueblos desaparecidos.
p. 171

El contenido de verdad de las obras de arte es la solución objetiva del enigma de cada una de ellas.
p. 171
(“contenido de verdad” es otra expresión enigmática de Adorno, igual que “espíritu”, con la que, creo, está relacionada)

El contenido de verdad no es algo que pueda identificarse inmediatamente.
p. 173

Las grandes obras no pueden mentir... falsas son sólo las que fracasan.
p. 174

El contenido de verdad de las obras no es lo que significan, sino lo que decide sobre si la obra es verdadera o falsa
p. 175

La tensión entre las obras de arte y su contenido de verdad es máxima.
p. 176

Al final habría que trastocar la doctrina de la imitación; en un sentido sublimado es la realidad la que debería imitar a las obras de arte. El hecho de que las obras de arte estén ahí nos indica que lo no existente puede ser.
p. 177
(el arte como utopía: cf. Piglia)

El arte es promesa de felicidad, pero promesa quebrada.
p. 181
(supongo que quiere decir “rota”, “no cumplida”)

Nada hay en el arte, aun el más sublime, que no proceda del mundo; nada tampoco que no haya sido transfigurado. Las categorías estéticas se determinan todas ellas tanto por su relación con el mundo como por su separación de él.
p. 185

La dialéctica no es un método para tratar sobre arte, sino que le es inmanente.
p. 187

Aunque el arte no podría ser definido por ningún otro de sus momentos, tampoco se lo puede identificar sencillamente con la forma.
p. 188
(contra el formalismo, ruso u otro; el hecho de que la forma sea un “momento” del arte implica una idea dialéctica)

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