30.8.05

Utopías

Dicen que se acabaron las utopías. O, por lo menos, las de “izquierda”. Que, de hecho, la utopía es inalcanzable, imposible, sospechosa: como mejor, un horizonte de deseos; como peor, una coartada para la violencia.
Sin embargo, pocos parecen reparar en que, en los últimos años, se ha realizado una utopía, la del neoliberalismo. ¿Cuántos se tomaron en serio, en su momento, el Consenso de Washington? ¿Cuántos se imaginaron, en los sesenta y primeros setenta, que habría cada vez más pobres, o que la brecha entre ricos y pobres sería cada vez mayor?, ¿que los hombres estarían luchando, no por dejar de ser explotados por otros hombres, sino precisamente para ser explotados, es decir, pidiendo trabajo, cualquier trabajo, el peor, por favor? ¿Quién se hubiera imaginado (salvo desde la ciencia ficción) que la humanidad estaría al borde de la diferenciación biológico-social entre dos especies nuevas? Pero alguien lo imaginó; y alguien lo realizó; y alguien lo disfruta.
Sí, las utopías se realizan. Algunas, al menos. Entonces, ¿por qué no otras?

8 comentarios:

  1. Anónimo2:02 a.m.

    Desde una ignorancia absoluta me pregunto esto al leer tu texto sobre utopía: ¿es posible pensar que la diferencia entre una y otra es que esa "utopía", hoy triunfante, nunca fue tal (en el sentido de un no lugar que se desea) sino que siempre fue EL lugar de los hombres y sus modos de organización, sólo que las condiciones y resultados de su existencia se fueron recrudeciendo con la globalización del capital?
    ¿Tener este pensamiento implicaría caer en cierto fetichismo de creer que sólo se dio así (sin que nadie lo maquinara)? Y, ¿no pensarlo no implicaría caer en cierto maniqueismo simplista?
    Son sólo preguntas y un pesimismo estable.

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  2. Anónimo10:49 a.m.

    Habría que aprender de la literatura, del proceso de creación, que sí es naturaleza. Las utopìas no escapan al destino del resto de los productos de la imaginación humana: como la idea de una novela, basta que intente ponérsela en práctica para que genere un producto que fatalmnte se le parece, pero no necesariamente inferior. "La utopía", dice Nelly Schnait, "no es un lugar donde llegar, sino un motor a utilizar". El error, como en aquel maravilloso cuento de Isak Dinesen en que un magnate quiere lograr que se produzca en realidad una vieja leyenda (La historia inmortal: hay una extraordinaria versión de Orson Welles)sería no establecer esa relación de permanente creación y revisión de la primera idea. Es cierto, ¡y como me cuesta admitirlo! que no hay peor comisario que aquel que lleva en su mano el "código de la utopía" y va buscando infractores. Pero es un problema de él, y del resto hasta que no se lo saquen de encima. LB

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  3. Yo desconfío de lo natural. "La única división del trabajo natural se da en el acto sexual (de reproducción)", decía Carlitos Marx, y hasta en eso se equivocaba.

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  4. Anónimo2:11 p.m.

    pero claro, yo también, estaba haciendo un juego -que quizá no se nota, porque lo hice mal al estilo post- con la idea de que la naturaleza imita al arte. Lástima que no puedan corregirse los posts para acentuar la ironía. LB

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  5. y también se da la utopia del cientifico loco, la clonacº

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  6. Anónimo11:46 a.m.

    Dos cosas, para mí: La primera, no se trata de utopía lo que pasó sino de distopía, ese mundo atroz que en la ciencia-ficción tuvo terrible éxito y parece que en la vida también. Pero no por "naturaleza humana", coincido con Paul, si de algo no se puede hablar es de que haya naturaleza humana. La segunda, que eso de proyectar mejorar el mundo, apostar al socialismo, etc, no se llamaba utopía en Argentina mientras se estaba intentando. Se llamaba proyecto político, y los que lo intentaban en los 70 calificaban despectivamente de utopía a las propuestas irreales, que se negaban a considerar las condiciones materiales e imperfectas del mundo en que vivían.
    Creo, Paul, que cuando aceptás que era una "utopía" construir una sociedad mejor ya estás, sin darte cuenta, planteando las cosas desde la derrota. Esa melancolía me molesta mucho en los planteos setentistas actuales, ellos mismos se niegan y se traicionan ya cuando usan esa palabra, que saben perfectamente que antes nunca hubieran usado para hablar de sí mismos. Una cosa es intentar algo y no saber o no lograr hacerlo, otra es decir que fuiste "utópico" y congratularte de semejante pelotudez. Jodete, por utópico, tengo ganas de decirles a esos setentistas que sermonean a los menores que ellos con qué maravillosos utópicos fueron y qué escépticos son los de hoy. Un utópico es un político inútil, ellos fueron políticos inútiles y eso lo pagaron con sangre. Es muy triste, soy solidaria con esa sangre, pero no me la vendan cambiada.
    No es que no hubo derrota, claro que la hubo, es que si aceptás la palabra utopía te derrotaron el proyecto, la convicción de que era posible. Me parece que hay que hacer un balance de los gravísimos errores y ahí, en ese balance, está por qué triunfaron ellos y ´por qué perdimos nosotros, que es en definitiva la pregunta que hacés en el post.
    Claro (y esto no va para vos, va para los militantes del geriátrico que sermonean jóvenes): es más bonito para el narcisismo sentirnos utópicos que fracasamos, algo sí como artistas que valen porque intentan lo imposible. Que se laven la boca y dejen a los artistas en paz, ellos sí pueden hablar de utopía porque el arte mismo lo es, como intento por definición fallido de construir un mundo alternativo. Los que eligieron la militancia política tienen que entender que fracasaron y por qué, sobre todo esos políticos jóvenes de los 70, que no querían enriquecerse y comprarse casas en countries sino hacer política de verdad. Uf, me enojé. Perdón, nothing personal.

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  7. Sí, estoy de acuerdo. Mucho. Pero creo que yo no apuntaba tanto a desbrozar la palabra "utopía" (a mí tampoco me gusta), sino a sugerir que los cambios profundos son posibles tanto para un lado como para el otro. Los imperios caen: no hace falta saber mucho de historia como para eso. Pero nos quieren vender que no, que todo lo que pasa (la pobreza, la desigualdad) es "natural". Pero, hablando de lo "natural", encima viene Katrina y levanta la alfombra...

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  8. Anónimo9:07 a.m.

    Ah, sí, de acuerdísimo. Es que resistir hoy es defender esa conciencia de que no es "natural", exactamente. Y no es fácil resistir en tiempos tan podridos.

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