24.1.05

Erfurt

Algunos posts atrás, mencioné una nota de Sebald en la que, entre otras cosas, hablaba de su "manera de proceder: adherir a la perspectiva histórica exacta, inscribir con paciencia y reunir cosas aparentemente dispares, a la manera de una naturaleza muerta. Desde entonces he estado preguntándome qué conexiones invisibles determinan nuestras vidas y cómo se enhebran los hilos..."
Por esas cosas extrañas de las vacaciones y el zapping, me enganché en el canal Retro con una vieja y valiosa película de Stanley Kramer, El juicio de Nuremberg, que además se filmó el año de mi nacimiento (1961). Solía verla, seguramente en una versión doblada y cortada, en los canales de aire, hace mucho, mucho tiempo. Tiene actuaciones extraordinarias de Spencer Tracy, Burt Lancaster, Richard Widmark, Montgomery Cliff, Judy Garland, Marlene Dietrich. Pero esto no importa demasiado.
Lo que me lleva a Sebald, además de la historia de Alemania en general, es que, en un momento dado de la película, se ve una placa con el nombre de la compañía que fabricaba los hornos crematorios de los campos de concentración (una de ellas, por lo menos). Y el pueblo en la que estaba situada: Erfurt.
¿Recuerdan Erfurt? Es una apacible pequeña ciudad alemana, de esas en las que nunca pasa nada (por eso Osvaldo Soriano lo cargaba a Osvaldo Bayer, diciéndole que los alemanes jamás podían tener novela policial). Bueno, quizás; pero, hace unos años, en Erfurt, un estudiante expulsado de la escuela secundaria volvió y masacró a 18 personas.
Si mal no recuerdo (y para seguir con las asociaciones), decía el personaje de Max von Sydow en Hannah y sus hermanas, respecto del Holocausto: "La pregunta no es por qué pasó, sino por qué no pasa más seguido."
Se entiende, pero me parece que, en cierto sentido, pasa todo el tiempo. Sólo hay que saber verlo, si es que se puede soportar.



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