Idea para una novela policial erudita, a la Umberto Eco.
A fines del siglo XIX, un muchacho provinciano y ambicioso, llamado Rubén Darío, se las ingenia para liquidar prematuramente a todos los poetas que podían llegar a hacerle sombra: Julián del Casal (1893), Manuel Gutiérrez Nájera y José Martí (1895), José Asunción Silva (1896), etc. Finalmente, queda como líder indiscutido de un movimiento que revolucionaría la literatura hispanoamericana.
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