Tengo, entre mi infinito papelerío, dos cajas.
En una, hay una gran cantidad de historietas “caseras”, que yo hacía cuando era chico (bueno, casi hasta los 15 años). En otra, gran cantidad de cuentos, artículos, poemas, que datan más bien de cuando dejé de hacer historietas y me puse a “escribir”.
Aunque parezca una cuestión banal (lo es, lo es), estoy pensando en deshacerme por fin de ambas cajas. ¿Para qué sirven, además de ocupar un espacio que no tengo? Nunca le mostraré eso a nadie, ni a un hijo ni a un terapeuta (en realidad, una vez hice esto último, pero sin ningún resultado).
Creo que voy a decidirme pronto. Incluso, creo que sería más valiente hacerlo antes de la próxima mudanza.
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