- Paul Groussac, La divisa punzó, Buenos Aires, Librería y Casa Editora de Jesús Menéndez, 1937 (fotocopiado en la biblioteca de Filo).
Había leído el prólogo hace mucho tiempo, en Mar del Plata. Creo que era otra edición, pero no tengo a mano la ficha. Usé un par de frases como epígrafes para Los crímenes..., sobre todo porque hay un personaje en clave: el “traidor” Martínez Fontes se transforma en Álvarez Montes.
Hay que reconocer que la pieza es vibrante, y el lenguaje algo altisonante —como era de esperarse, por muchas razones— pero fluido y también con aciertos notables.
Justamente, éste es uno de los puntos para destacar, porque hay en juego una batalla de lenguajes: el “castellano incorrecto”, “adulterado”, frente al “castizo”; la “sustitución pecaminosa” de tú por vos (todas expresiones del prólogo). Y, dentro de la obra, el acento napolitano de Angelis, el inglés de Love y Mandeville, el africano de los negros, etc.; la mala pronunciación (esnob) francesa de Agustina Rosas y María Josefa; algunas expresiones entre comillas, como “no más” (cf. Viñas sobre Arlt, famoso y discutible).
(Nada que ver, pero lo anoto acá por si me olvido; título para un artículo: “La querella de las comillas arltianas.”)
(Un ejemplo de voz media: “Rosas apenas les mueve la cabeza, tratándolos como sirvientes.”)
La reconstrucción histórica parece partir más de objetos de museo que de textos otros.
Aparece Enrique Lafuente como personaje. Recordar que es el probable origen del Enrique Osorio de Respiración artificial.
Abundancia de cartas, notas, pliegos... (tópico de las novelas de la época; no por azar retomado en la mía...).
Relación entre política y amor (ídem).
La figura de Manuela (símil Mármol).
Un tema descollante: la corporalidad: “rozamientos arrabaleros y nauseabundos” (se queja Manuela a su padre), versus “como sintiera yo sus manos frías, la obligué a que las metiera sobre mis hombros, bajo de mi poncho” (Thompson a Manuela).
Groussac dice que en la última escena de confrontación con su padre, Manuela alcanza una suerte de “orgasmo psíquico” (en el prólogo).
Los ingleses hablan del país como “forasteros”, a la vez de cerca y de lejos, con intereses concretos y a la vez desapegados, sin involucrarse emocionalmente pero con ventajas intelectuales, etc. (igual que Groussac, es decir que su punto de vista está figurado en la misma obra).
(2001)
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