"Un grimorio mágico relata de qué manera la astuta Isis logró arrancar a Ra su nombre secreto.
La diosa hizo una serpiente para que mordiera al dios supremo. El dios sufría atrozmente pero Isis, en lugar de ejercer su magia, lo sometió a un odioso chantaje: Dime tu nombre, divino padre, porque el que es llamado por su nombre vive.
Entonces, Ra enunció sus nombres, haciendo un cuadro de la creación, pero el fuego viviente del veneno continuaba atormentándolo, ya que, dijo Isis, Tu nombre no está dentro de lo que me has dicho.
En lo peor del sufrimiento, ya que el veneno se tornaba más potente, Ra capitula: Que mi nombre salga de mi cuerpo para ir a su cuerpo.
Mediante esta transferencia física, el secreto fue mantenido y ningún oído indiscreto, ni siquiera divino, pudo interceptar el poder de Ra."
(Claude Traunecker, Les dieux de L'Égypte)
Un nombre que va de cuerpo a cuerpo, impresionante. Así nombramos a nuestros hijos, eso es parir: un cuerpo que da nombre a otro. Buenìsimo, què cosa las leyendas, saben todo.
ResponderBorrarSí, las leyendas populares lo saben todo, pero el pueblo es bruto. Qué cosa rara, viste? L
ResponderBorrarRara y trágica... Uy, L. qué frase terrible la tuya, medio gorila pero al mismo tiempo de algún modo innegable. Es como si la mayoría viviera separado de la sabiduría profunda que sin embargo debe estar en algún lado, porque la cultura popular si no, ¿de dónde sale? Hay líneas para pensar esto, el carnaval de Bajtín contra la estupidización masiva de la cultura mercantil. Me parece que más que el pueblo es bruto, el pueblo está embrutecido. Pero no sólo la gente más humilde, el embrutecimiento está generalizado, construido como en serie por la "era de la reproducción técnica". Qué sé yo, me deprimí. Paul, ¿vos qué pensás?
ResponderBorrarYo había interpretado que L estaba siendo irónico. Contra ciertos postulados elitistas que a veces sobrevuelan estos blogues. De todas maneras, tratándose de los egipcios (y por lo que leí del libro de monsieur Traunecker), no podemos estar seguros de que se trate de leyendas populares. Más bien parecen embelecos de sacerdotes: estos tipos pretendían dominar poderes mágicos a través del nombre de los otros; la leyenda parece servirles de justificacion. Sea como sea, yo la puse porque me pareció "poética".
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