acompañado por unas masitas
mordisqueadas, quizás chupadas
previamente.
¡Mozo!
¿La vida es como esa masita
usada
por otros?
¡Cómala o déjela, señor,
porque no habrá otras!
Tomo el café
mirando las masitas
detenidamente.
(escrito detrás de un libro de Leónidas Lamborghini)
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