Me parece que voy a inaugurar una sección permanente: “Comentarios de películas que todavía no terminé de ver.”
En este caso, sería La Pasión, del inefable Mel Gibson.
Muy impresionante que esté hablada en idiomas que no podemos saber cómo sonaban. Debe de haber pocos antecedentes de esto (si no me equivoco, el San Sebastián de Derek Jarman está hablado en latín). Hay un extraño contraste entre el distanciamiento inevitable que esto genera, y la cercanía física, corporal, que está buscada por otro lado: los jadeos, los golpes, etc.
Qué jodida la escena del Huerto de los Olivos. La idea de que fuera a apresar a Jesús un destacamento bien armado, de parte del Sanedrín, es terriblemente tendenciosa. Es de suponer que se efectuó alguna “reconstrucción histórica” que la sustente... Cierto que en los evangelios sinópticos dice que se trató de un “grupo”, con “espadas y palos”; pero acá es una patrulla bien organizada y bastante bien armada. Incluso, en el evangelio de Juan, se habla de que fueron acompañados por una cohorte, es decir, un destacamento romano, lo cual parece más razonable. En cambio, en la película, los romanos se enteran después, de casualidad, cuando se cruzan con los judíos que llevan a Jesús y éstos quieren engañarlos (cosa que no logran). Da la impresión de que el Sanedrín tenía cierto poder de policía interna (“es un delincuente común”, dice uno de la patrulla), lo cual es bastante plausible, pero no deja de ser una toma de posición, dado lo difícil que es establecer con seguridad algo así.
Me gustaron, en cambio, las escenas cotidianas de Jesús con su madre. Claro, comparadas con la hagiografía estática de Rey de reyes o Jesús de Nazaret, sale ganando. Pero tiene un antecedente difícil de empardar: la maravillosa Vía láctea de Buñuel.
Le dan y le dan masita,
ResponderBorrarpero nunca pierde la toallita.
¡Ya me contaste el final!
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