Una vez, le preguntaron a Orson Welles cuáles eran los directores de cine que admiraba. Él respondió, imprevisiblemente, “De Sica”. Y agregó, como regodeándose: “Ya sé que les estoy decepcionando.” Claro, Vittorio De Sica es el tipo de cineasta más opuesto posible a Welles, por razones que no tengo tiempo de detallar. Pero lo que importa es que un genio sólo admite competencia del que menos se le parece.
La misma lógica empleó una vez el Beto Alonso. Cuando estaba cerca del retiro, le preguntaron qué jugador de River le gustaba, a cuál consideraba un posible sucesor. (Esperaban que dijera “Gorosito”.) Él contestó, imprevisiblemente, “Troglio”.
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