26.5.04

Traiciones

En “Tema del traidor y del héroe” (JLB), si bien la heroicidad de Kirkpatrick es una farsa (una ficción), “en definitiva” él es un traidor. ¿Hay una verdad (textual, por lo tanto histórica)? Margen de libertad: acción ética (¿protestantismo?). Él acepta su condición de traidor, su nuevo “papel” (finge ser lo que es, como el protagonista de Anatomía humana, de Chernov, se disfraza de mujer disfrazada de hombre), pero agrega cosas de su coleto, como para dejar "una marca", una huella (Derrida).
En El juguete rabioso, de Arlt, en cambio, la traición es un relato que rompe un orden preestablecido e inaugura una historia otra (ver lo que decía Sartre sobre la delación en la tortura: relatos que, noche a noche, podían cambiar las vidas de otros).
En el cuento de JLB, la traición se disimula y se integra a la historia, como algo normal. O bien relativo. ¿Un nuevo historiador podría restituir la mascarada? Quizás, pero sin garantías de dar con la verdad y, más importante, sin estar seguro de que eso (su acción) no estuviera previsto. (Es lo que sucede con el narrador, o con el lector.) Supongamos (el cuento autoriza las suposiciones) que se descubre que realmente Kirkpatrick era un héroe y acepta ser considerado traidor (y luego héroe) para no causar una confusa lucha intestina; después de todo, los individuos, para Borges (y para los revolucionarios, ¿no?) no significan nada.
“El porvenir es inevitable, preciso, pero puede no acontecer. Dios acecha en los intervalos” (“La creación y P. H. Gosse”, en Otras inquisiciones).




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